En la vida siempre hay dilemas como diferenciar entre lo correcto e incorrecto, entre actuar con raciocinio o sentimentalismo, lo apropiado o lo inapropiado; sin embargo, nunca había tenido que debatirme antes porque era un hombre que siempre sabía...
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*****************GISELLE*****************
- ¿Cómo estuvo tu día? – me preguntó Marcus.
- Bien, vi algunos bailarines vestidos de duendes navideños con Jace y Dani, pero estaba cansada así que volví a casa – respondí, él rio.
- Agitaron sus cascabeles para ti – reí fuertemente, asentí – no quiero sonar entrometido, pero ¿no deberías terminar tu cumpleaños con tu amorcito?
- ¿Olvidas que prácticamente estamos 25 de diciembre? Debe estar con Jake, y ya conoces cuál es mi posición, Jake debe recibir la navidad con su papá – él sonrió y se acercó a mí.
- Eres una amante muy considerada – reí levemente – pero mereces más, Elle.
- Lo sé, y por eso prácticamente en tres meses, él ya no estará casado.
- Bueno, entonces me alegra que por fin pueda darte el lugar que mereces.
- ¿Tanto te preocupas por mí? ¿Soy tu vecina favorita? – pregunté sonriendo, él rio.
- De hecho, sí – respondió metió las manos a sus bolsillos – y por eso cuando fui a ver a Margarett al convento, quien por cierto te manda sus buenos deseos, pasé por el centro y no pude evitar comprar algo para mi vecina favorita por su cumpleaños – sacó una pequeña bolsa de tela.
- Marcus, por favor, no era necesario – dije mientras él la abría – yo ni siquiera sé cuándo cumples años.
- El 20 de enero – respondió – espero una caja de cereales premium – reí, él sacó una delicada pulsera dorada con un pequeño dije de una estrella, era hermosa – irá bien junto a ese reloj que sueles usar cuando vas a trabajar.
- Es demasiado – dije, él negó con la cabeza y me extendió la mano.
- ¿Puedo? – preguntó.
- No creo que sea apropiado – contesté.
- Es un regalo de amigos, Elle, sé que solamente somos eso – lo medité por unos segundos y le extendí mi mano para que él colocara la pulsera – perfecto – dijo.
- Debo darte algo mejor que una caja de cereales.
- Muchas cosas pasan por mi mente, pero una sonrisa tuya será más que suficiente – sonreí suavemente mientras lo miraba y me acerqué para darle un beso en la mejilla.
- Gracias, Marcus – respondí.
- Ya que ninguno tiene planes, podríamos recibir la navidad juntos viendo películas antiguas y bebiendo chocolate, solo si quieres – sugirió.
