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-MinHo...¿Tu crees que....?

-¿Qué cosa? Dime.-Mostrando una sonrisa cálida, tomó las manos del chico frente suyo.

-¿no crees que fue muy rápido para casarnos?

-Lee TaeMin, en toda mi vida jamás había sentido mi corazón enloquecer hasta que te conocí, fue ese momento en cuanto supe que tenía que protegerte y enseñarte el significado del amor. ¿O qué, acaso no me amas? ¿Por qué la pregunta?

Realmente TaeMin estaba preocupado, sentía que lleva poco en su relación y sobretodo en su primer romance, por lo tanto no sabía muy bien o con exactitud si hacía bien o mal.
Después de todo sí sentía cariño y atracción hacia el chico frente suyo, sin embargo se hacía la pregunta "¿funcionará nuestro amor?" y se contestaba en automático con un "¡Claro!, ¿qué cosa podría separarnos?".

El menor negó varias veces con su cabeza y para matar a su voz interior, se acercó a los labios de su novio.

Mañana por lo mañana sería el gran día, el día de su boda, por lo que estaban ambos chicos emocionados y a la vez que preparaban su celular para organizar un directo con sus familiares y amigos para que de esta manera pudieran asistir a la ceremonia.

Las palabras mayormente esperadas y más anhelada se habían hecho "Acepto" con ello, finalizaron ambos en un beso, creando un pacto, un pacto se realizaría para toda su vida.
A pesar de que no estaban casados por la iglesia, ellos sentían que estarían para toda la eternidad uno para el otro, (o eso creían).

Al llegar la noche decidieron celebrar en un pequeño bar cerca del hotel celebrando con otra pareja (quienes fueron sus testigos de boda) y que también se había casado, uno era de nacionalidad tailandesa y el otro coreano quienes habían decidido formar una placentera vida en aquel sitio.

El chico tailandes sabía escoger buenos lugares, además de funcionar como su traductor oficial, ambas parejas se habían llevado de maravilla.

Aquel par de recién casados se encontraba bailando en la pista como si estuvieran en algún club latinoamericano.

MinHo sonrió tomando la muñeca de su pareja y decidió llevarlo a algún sitio en donde no escuchaba música que los molestara, en una terraza para fumadores.
Por suerte no había nadie, solo ellos dos quienes se miraban a los ojos y mantenían sus sonrisas bobas.

-Lee TaeMin, no tengo las palabras correctas para describirte cuanta admiración tengo por ti.

-Choi MinHo, ya me casé contigo, puedes decirme cualquier palabra y yo la aceptaré.-Mencionó cortando la distancia y robarle un pequeño beso de labios corto.

-Te has convertido en un buen besador.

-¡Por supuesto! He tenido un excelente maestro.

-Y pensar que antes dudabas mucho en saber si me tomabas de la mano o no y ahora me robas besos.-Palabrss suficientes para que el mejor se sonrojara y bajara la mirada penoso.

-Es que....

-Shhh... No tienes que decirlo, lo entiendo perfectamente. Ahora bésame.

-Eres un...

No terminó de mencionar su frase debido a que el mayor lo jaló directamente a sus labios movimientos suaves y lentos que se realizaban para una mejor atracción y gozo.

-¡oh! Disculpen la interrupción, YuGyeom, necesitaremos buscar otro sitio cariño.-Aquel tailandes que había ido con ellos y su pareja los encontró por lo que dio media vuelta para no molestar llevando a su pareja a otro sitio.

Sin embargo, MinHo y TaeMin estaban muy concentrados en lo suyo, que jamás se había percatado de aquella breve interrupción.

TaeMin sin pensarlo, soltó un ligero gremio, al sentir unas manos introducirse dentro de sus prendas.

MinHo, Tengo Un Hijo... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora