❃ C a t o r c e ❃

4.4K 403 64
                                    

.・゜-: ✧ :-  -: ✧ :-゜・.


Zenitsu volvió a tragar el jarabe con asco, limpiando su boca y alejándose del alfa cuando había ido como ahora hacía por las mañanas. Uzui agarró con cuidado un pañuelo, ayudando a limpiar asimismo su boca.

—¡Tsk, mierda, déjame! —gritó, harto de tener aquel sabor horrible plagado en su cavidad bucal.

—Sh, falta poco para que se acabe —susurró, doblando el pañuelo que pronto desapareció de sus manos. El rubio se fue a sentar cerca de una de las ventanas, todavía saboreando con odio aquel sazón terrible que estaba en las grietas de sus dientes. Uzui después de acomodar el jarrón cerca de una de las mesas para después llevárselo, no supo qué hacer a continuación. No tenía todavía la confianza suficiente para realizar alguna acción que pudiese formar la confianza entre ambos.

Tenía... tenía un poco de miedo. No sabía cómo reaccionar ante la situación. Zenitsu le echó una mirada, sin saber la razón de su silencio. Normalmente siempre hablaba y hablaba, buscando rellenar la incomodidad del momento. Aún así, prefirió no darle importancia.

"¿Cómo se supone que pueda hablar con alguien que no quiere verme?", le preguntó una vez a su primer cónyuge. Su amada, aquella de los ojos más bonitos, le sonrió. "Las cosas no se tienen que forzar, señor Uzui. Entienda su propia frustración, su enojo, es normal que no quiera hablar con usted. No siga forzando más sus acciones, sea natural".

Pero no sabía cómo ser natural.
Se levantó de la cama, suspirando. Se acercó al omega, notando que este se ponía tenso a su lado. Aquello le incomodó un poco, sin embargo se mantuvo al margen.

—Hoy... Hoy estaba pensando ir con las chicas a visitar un sitio importante, ¿deseas ir?

El chico negó.

—No quiero.

Asintió.

—Bien, cualquier cosa le dices a Kanna.

El rubio se volteó, confundido.

—¿Kanna?

—Sí, ella te ayudará con las tareas fundamentales que tengas que hacer. Está capacitada para este tipo de trabajos —informó, permitiendo que abrieran las puertas. Entró una mujer beta de mediana edad, con un traje largo que no permitía siquiera ver las puntas de sus pies. El alfa se dirigió a la beta aunque ella no le estuviese mirando por respeto—. Recuerda que debes cuidarlo, principalmente verificar si se siente mal. Cualquier cosa, comunícate con Shinobu para que le recete algún tipo de jarabe.

—No se preocupe, mi señor Emperador, lo tendré siempre presente.

—Tsk, yo no necesito a nadie —gruñó el omega, molesto de nuevo. Uzui poco caso le hizo.

—Recuerde también que debe comer y bañarse. Su dormitorio se encuentra cerca de estos aposentos. Zenitsu, puedes llamarla con una campana que hemos colocado cerca de la ventana derecha. Me tengo que ir.

El omega se enojó aún más, cruzando sus brazos en su pecho. Estaba alterado. El alfa le observó unos segundos. Su animal interior le pidió acercarse sólo un poco más, poder tocar sus cabellos rubios y buscar un tanto más de contacto con el omega. Ignoró aquella reciente sensación, sonriendo.

—Nos vemos.

Se fue de allí, sin ver que el omega le miraba con molestia y odio. La beta supo que había una tensión entre los dos, pero había pensado que no era para tanto, sin embargo pareció que la situación en realidad pendía de un hilo. Ella se acercó a su lado, sonriendo.

El Harén ❊UzuZen❊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora