—¿Qué se supone que estás haciendo?
El alfa apenas había entrado a los aposentos de Zenitsu. Este se encontraba ocupado. Según lo que había visto en la carta, Rengoku necesitaría un tanto de ayuda porque podía sentir a Tanjiro acercándose cada vez más. Así que colocaba cosas en una manta para poder escaparse. Intentó sonreír para aliviar la reciente y tensa situación en la cual le habían hallado, con las manos en la masa. Según sus planes, Uzui estaría muy ocupado con sus compañeros en la noche en el palacio, pues Uzui tendría que quedarse con ellos en conversaciones amigables y temas desconocidos por el omega.
Además, Uzui de igual manera tendría que velar por la seguridad mental y física de Makio ante el embarazo y bueno, Zenitsu tendría la oportunidad perfecta de escapar un rato donde Muzan. Pero no contaba que al parecer la noche habían calmado las aguas y que el hombre vendría a verle.
—Eh... Sólo pensaba que esta manta podía ser muy útil, ya sabes —susurró, algo nervioso. Le hizo un pequeño nudo, dejándola tirada al lado de su cama y sonrió mientras se acercaba al alfa. Este llevaba encima unas telas moradas—. Uzui, ¿es qué acaso no te sientes cansado? Deberías ir a descansar.
Los ojos rasgados del mayor no dejaban de mirarlo.
—Tú al parecer crees que no conozco los empleados de Muzan, ¿no? ¿Qué hacía Akaza justo cuando estabas fuera de mi vista?
—No tiene nada que ver conmigo —intentó convencer—. No sé que hacía aquí.
—¿Qué mensaje te trajo, Zenitsu? No hagas que utilice la voz contigo —demandó.
Zenitsu tuvo que, aunque no quiso, aceptar.
—Me dijo que necesitaba ayuda con su omega, sólo eso.
Uzui respiró hondo, tomó sus hombros y con tranquilidad intentó hablarle.
—Ya te dije que él podía venir, no es necesario que tú vayas y menos siendo de noche. ¿Cómo pensabas llegar tan rápido a su mansión estando en cinta y siendo un omega? ¿No te das cuenta del peligro que corres? A él ni siquiera le preocupó el omega que dice tanto proteger. Lo dejó acá. ¿Crees que le importas?
—No es un tema sobre el cual yo tenga algo que ver, pero ya que —el rubio se dejó caer en la cama, hastiado con que Uzui quisiera controlar sus pasos. Que estuviese en cinta no era un impedimento para seguir haciendo las cosas que debía de realizar. El hombre cerró las ventanas para asegurarse que quedaran bien forzadas. Zenitsu comenzó a enojarse porque él sabía más que nadie el calor que inundaba cuando las ventanas eran cerradas—. Uzui tonto, abre esas ventanas.
—Más respeto —gruñó el hombre, sin hacerle caso.
—Tú a mi no me respetas. ¡Abre esas ventanas que bastante calor que hace!
—Primero, no las voy a abrir. Segundo, tú a mi no me gritas. Tercero, lo hago porque en cualquier momento sigues pensando esas tonterías de irte.
En su cabeza rodaron los primeros acontecimientos de su unión con Uzui. Cuando quería irse y no lo dejaba. Su corazón se amargó con esas imágenes y escogió mantener la boca cerrada. Porque así como él dijo, ese era su maldito lugar, aceptar su posición como omega y hacerle caso sin rechistar. El alfa se volteó al sentir una fuerte presión en su pecho. Cerró la última ventana, suspiró antes de acercarse al rubio. Este le ignoró cuando se sentó a su lado.
—Bebé.
Al tomar su mano este la apartó.
—Estoy cansado, vete.
—Zenitsu, no de nuevo —rogó el alfa al sentir que aquello ya lo había vivido. El rubio se levantó y se quitó la ropa para tomar una de dormir. Uzui se quedó mirándolo—. Zenitsu, por favor, entiende.
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El Harén ❊UzuZen❊
FanfictionDe alguna forma u otra, Zenitsu termina entrando al Palacio Rojo, donde, sin querer, también termina siendo parte del harén del monarca Uzui Tengen.