-Contenido explícito +18 con uso de palabras un tanto vulgares, algo de sumisión, situaciones sobrexplicadas, párrafos LARGOS, un Zenitsu caliente y Uzui sin celo todavía. Hay algunos errores ortográficos que espero arreglar pronto.
Postdata: perdonen mi gusto por algunas muy pocas malas palabras y la actitud descontrolada de Zenitsu, jajaja.
•.¸¸.•*'¨'* •.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*
A mitad de la ceremonia, donde los gobernantes, gente influyente y otros tipos de reyes bailaban, festejaban y bebían, fue que Zenitsu fue interceptado en el camino de regreso a su mesa por una de las betas. Esta le sonrió con amabilidad, pidiéndole unos minutos. Cuando ambos se alejaron del alboroto y de las mujeres bailando como entretenimiento, fue que alzó una ceja. Estaba loco por irse ya.
-¿Y bien?
-Señor, primero, felicidades por su boda. Segundo, necesitamos que venga con nosotros para el momento de la consumación de su matrimonio.
Zenitsu la contempló unos cuantos segundos al saber acerca de lo que estaba hablando. Bajó la mirada, enfocándose en sus manos. Sabía que habían pactado algunos besos que le habían mantenido cautivado esos días antes hasta el punto donde su cordura se vio inclusive en peligro, pero había una relación extensa entre lo que podía ser algo suave a... ese tipo de acciones que iban, en definitiva, cambiar el rumbo de su propia relación. Consumar el matrimonio indicaba ya que era suyo, que había dejado de ser el omega libre del cual tanto en un pasado había pregonado, sin embargo era una obligación.
¿Qué persona no consumaba su matrimonio? Además, le había obligado a hacerlo.
-Entiendo -informó cuando la beta pareció un poco impaciente ante su respuesta. Le guió en silencio hasta un lugar apartado de todo el bullicio que provocaban los invitados a la distancia. La noche helada y con la ausencia de estrellas no le daba la confianza que necesitaba para lo que iba a suceder. Los pasos sedientos de descanso continuaron hasta la llegada a unos aposentos parecidos a los suyos, o por lo menos por fuera. Subió los escalones con la ayuda de otras betas que habían aparecido.
Al entrar se dio cuenta de las claras diferencias en sus aposentos. Principalmente la ausencia completa de algunas entradas de aire, puesto que no se veían ventanas o paredes escurridizas que podía mover a su antojo. La luz delicada, casi muerta, dejaba varias zonas en empobrecidas situaciones donde sus ojos no captaban los objetos que se hallaban sumergidos en aquellos oscuros océanos. La cama cerca del centro era bastante grande, alargada y ancha. Pálida, sin ningún tipo de flor tomando protagonismo allí puesta. Las velas resurgían con débiles alientos de fuego, que se perdían en su camino al techo.
-Siéntese -le recomendó una de las betas. Al hacerlo, ellas se acercaron y le despojaron de los objetos que habían colocado en sus hebras de cabello doradas. Se los permitió tararear algo para distraerse, manteniéndose las mujeres en silencio. Le hicieron diversos y pequeños masajes para relajar zonas de presión o tensión. También sus zapatos se fueron de sus pies y quitaron algunas capas de telas bastante pesadas. Con eso último, tomaron el velo rojizo que no había descubierto su rostro y volvieron a colocarlo cerca de sus hombros en silencio-. Perfecto, el Emperador vendrá en algunos minutos. Quédese sentado.
Las betas hicieron una reverencia antes de salir del sitio. Entonces Zenitsu suspiró. Todo había transcurrido en un período tan corto que pensaba si eso que había hecho en el día de hoy se había suscitado en realidad. Unió sus manos con fuerza, permitiéndose cerrar sus ojos. Su cara estaba caliente, como si el sol estuviese encima de su piel. Sintió un inmenso ardor corretear por cada poro de sus mejillas, de su cuello y de sus orejas. Intentó respirar para tranquilizar su mente, pero su corazón no bajaba la velocidad con la cual llevaba la sangre a cada extremidad de su cuerpo. Era una sensación sofocante. La formación de gotas de sudor en su espalda y cuello le enloqueció. Movió sus piernas, ignorando el caminó húmedo que causó otra gota de transpiración deslizándose con pereza por su mandíbula hasta caer con suavidad en sus muslos.
ESTÁS LEYENDO
El Harén ❊UzuZen❊
FanfictionDe alguna forma u otra, Zenitsu termina entrando al Palacio Rojo, donde, sin querer, también termina siendo parte del harén del monarca Uzui Tengen.