☄. *. ⋆ V e i n t i c i n c o ☄. *. ⋆

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Advertencia: +18

...

Había abierto sus ojos cuando el meneo de la cama le quitó el sueño que tenía. Con los ojos bien grandes iba a moverse para preguntarle a Uzui porqué mierda tenía que estarse moviendo tanto en la cama cuando era obvio que estaba en su descanso, pero se quedó atónito, sin aire, cuando se dió cuenta que no podía moverse. Todo su cuerpo le gritó en advertencia que le dolía la piel y los músculos. Ardía de arriba hacia abajo, como si algo le aguantase y sólo permitiese que sus ojos se movieran.

El terror se expandió en su olor cuando quiso moverse y notó a Uzui acercarse a su lado, respiró cerca de su cuello y le miró. A diferencia suya, su aroma a jazmín daba tumbos de excitación y calor. Otra vez estaba entrando en celo, como supuso que era rutinario dividir esa temporada por el número de actividad. Por la manera en como las paredes no se habían abierto y seguía escuchando a los animales que tendían a salir por la noche, además de la evidencia de la ausencia humana como lo eran las conversaciones y los pasos, fue que se percató que no habían pasado muchas horas desde su... primera vez con el alfa. Tendrían que situarse en la madrugada. Sabiendo que Uzui había entrado en celo en la noche anterior, todavía le faltaba algún tiempo. Jodida mierda.

—L-lo lamento —le susurró cerca de su oído cuando se aproximó y sintió toda su piel ponerse nerviosa. Su corazón se detuvo—. No puedo... aguantar más.

Sintió que se salió de la cama con rapidez. Fue ese el momento donde tuvo que obligar a su cuerpo a girar un tanto para saber qué hacía y porque le había arrebatado su presencia de la cama. Le observó caminar ido, con los ojos llorosos y los muslos empapados. Su olor le llegó de la nada como una ráfaga de aire húmedo que impactó su rostro. Por la manera en que las hormonas se revolvían, sintió su vientre lleno de cosquillas. Su alfa lo pedía de nuevo.

—¿A dónde vas? —preguntó con verdadera curiosidad. Seguía oscuro afuera y él como su pareja debía velar por su bienestar ya que no estaba en temporada de calor. El alfa gimió al escucharlo y bajó su mano hacia su fortalecida entrepierna. Zenitsu hizo lo mismo con sus ojos. Se le llenó de saliva la boca cuando comenzó un delicado movimiento entre el falo húmedo y su mano. El omega no pudo evitar dejar salir sus instintos—. Alfa, regresa a la cama conmigo. Ven, hazme tuyo.

El hombre le ignoró.

—T-te duele —soltó. Tuvo que aguantar más ganas de gritarle acerca de eso. No le importaba. El omega podía olfatear la preocupación en el aire además de las ganas de hacerse uno entre los cuerpos. Tenía en cuenta que se habían excedido hacia poco. Seguro por haber tenido el celo en un período tan corto a él asimismo le había afectado de más y había exigido cosas que, si ninguno tuviera el celo, no habría dicho. Le daba vergüenza poder escuchar sus propias palabras en su mente, no era nada normal. En sus celos sí tenía ganas de sentir algo, pero jamás había pensado que diría ese tipo de palabras a Uzui.

Como no se había acercado, recordó las palabras de Hinatsuru.

Dile cosas sucias, le gustan.

Observó un tanto de las sábanas a su alrededor y se halló sorprendido, pero no extrañado, de ver las manchas cerca de su trasero. Seguro que se había tocado cuando dormía cerca de su cuerpo. Con cuidado se quitó las mantas de su cuerpo desnudo y como había dormido boca abajo se le hizo fácil alzar sus caderas. Un antiguo esperma descendió de su trasero y palmeó uno de sus glúteos.

—Alfa, por favor. Ven, seguro se siente bien para los dos —empezó de a poco. Uzui tenía sus hebras blancas de cabello sueltas y salvajes por todo su rostro. Los ojos idos, oscuros y los brazos relucientes en sudor. Cayó al piso con un ruido pesado y tuvo que suspirar—. Amor, cógeme, ¿sí? ¿A dónde se fue mi alfa rudo? Mira cómo lubrico para ti y tú no quieres.

El Harén ❊UzuZen❊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora