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Lunes

Lunesito, cómo te odio.

Estaba yendo al médico para hacer los controles, y después volvía a mi casa.

Cómo me aburre esta vida, extraño ir al Predio, creo que ya lo dije muchas veces a eso.

Al final estaba todo okey, me dió unas pastillas un poco más fuerte por los dolores.

Llego a casa y me pongo a cocinar, mi madrina no estaba, se fue a buscar a Candela al Predio porque se le rompió el auto y no tenía cómo volver. Y de hay venían a casa, así que me pongo a hacer unas pizzas.

Mientras se hacía la pizza puse música y me pongo a sacar la ropa del lavarropas y la extiendo y doblo lo que ya estaba seco.

Escucho que suena el timbre, y me acerco a abrir.

- Hola. - dice sonriendo.

- Hola, Luis. - le digo de la misma forma. - Pasa. - entra y deja la campera en el sillón.

- Está lindo acá, afuera está un poquito fresco. - dice y entra a la cocina.

- Si, salí afuera y me dió un frio. - escucho que ríe.

- Hace mucho no venía a visitarte. - dice.

- La verdad eh.

- Pasa que vos andabas con gente y no quería molestar.

- No sos ninguna molestia. - lo miro. - Podés venir cuando quieras.

- No le molesta?. - lo miro sin entender y después me di cuenta.

- Porque le tendría que molestar? Somos amigos, nada más. - le pasó el queso así lo corta, ya que está acá que haga algo. - Ustedes ya flashearon pareja y nada que ver.

- Parecían pareja igual. - dice y se arremanga el buzo.

- Pero es mi amigo. - le digo.

- Que bueno.. - dice y lo miro.

- Me enteré que te separaste.

- Que rápido corren los chismes. - me río.

- Decile algo a la dupla Zeballos-Medina. - se ríe.

- Me hizo elegir el fútbol o ella. - lo miro. - De verdad, me hizo elegir y bueno acá estoy.

- Que mal entonces. - le digo.

- No tanto.. - lo vuelvo a mirar y entendí lo que quiso decir.

- Luis.. - le digo y me mira.

- Porque no?. - deja de lado lo que hacía. - Los dos no tenemos nada con nadie.

- Es que tengo miedo de que se arruine las cosas. - me agarra del buzo y me acerca a él.

- No se va a arruinar nada, intentemos, los dos queremos hagamos que funcione. - me acomoda el pelo para atrás. - Quiero estar con vos, quiero compartir mi vida con vos.

Ustedes imagínense cómo me latía el corazón, estaba a nada de salir de mi pecho.

- Lo podemos intentar?. - pregunta. - Ali.. - hace que lo mire. - Decime algo.

- Y si no funciona? Y si sale todo mal?.

- No va a salir nada mal, no voy a dejar que salga mal.

- Está bien... - veo una leve sonrisa de su parte. - Pero podemos ir despacio?.

- Lo que vos quieras, mi amor. - dice sonriendo y me da un beso en la frente.

Me acuerdo de la pizza y me acerco a ver cómo están, pero ya estaba y casi se me cae porque no la pude agarrar bien pero Luis me ayudó.

Justo suena el timbre, y me acerco a abrir.

- Al fin, ya estábamos muertos de hambre.

- Porque hablas en plural?. - me dice mi madrina y Luis aparece.

- Hola, Luis un gusto. - la saluda.

- Luis, que gusto. - me mira. - Soledad, soy la madrina que Ali. - sonríe.

- Si, la conozco, Ali me mostró un par de fotos de su familia. - le dice.

- Mira.. igual ella me habló de vos. - dice y Luis me mira sonriendo.

- Espero que le haya hablado bien. - mi madrina se ríe.

- Por supuesto que sí. - dice. - Te quedas a almorzar?.

- No les molesta?.

- Para nada, quédate Luis. - él asiente.

Ayudo a Ova a sacarse el uniforme, después se lava las manos y fuimos a almorzar.

Nos sentamos en la mesa, con Candela traemos las pizzas y Luis se fue con Ova a comprar para tomar, ella siempre que tiene la oportunidad de andar por hay, lo aprovecha.

Al rato aparecen, Ova con una Coca-Cola chiquita, miro a Luis y me río bajito.

- No pude decirle que no. - dice y deja la bolsa arriba de la mesada.

- Es imposible decirle que no. - le digo y se ríe.

Cuando terminamos de almorzar, con Candela también nos ponemos a juntar las cosas de la mesa, y Luis no se quería quedar sentado cruzado de brazos, asi que se pone a lavar los platos.

- Anda nomás Can, ya terminó. - digo y asiente. - Que raro vos lavando los platos. - le digo.

- No me tenías lavando los platos, eh. - me dice sonriendo.

- La verdad que no. - me río.

- Le ayudo a mamá a veces a juntar las cosas cuando almorzamos todo.

- Mira vos.. - digo y se ríe.

- Listo. - se seca las manos. - Vamos a dormir?. - asiento.

Entramos a la habitación, prendo la televisión y me siento en la cama, aprovecho que Luis está en el baño, me saco el jeans y me pongo un pantalón más cómodo.

Justo se abre la puerta y sale sin la remera, y un shorts de Boca.

- Ya se que estoy re bueno, me lo dicen siempre. - dice dejando la remera arriba de una silla.

- Pero que humildad, Luis Ismael. - se ríe.

- Correte un poquito, corazón. - me empuja y se acuesta boca a bajo.

- Pasa que vos sos muy largo. - me acomodo en la cama.

- Otra cosa también tengo largo. - le pegó en la espalda y se ríe.

Nos quedamos en silencio, estaba a nada de dormirme pero Luis se mueve y lo miro.

Parece nene, se mueve a cada rato. Se vuelve a mover, pero está vez me abraza.

- Ahora sí. - dice con los ojos cerrados y veo que sonríe.

...

- Luis desperté. - lo muevo. - Luis!! - se despierta de golpe.

- Que pasa?. - dice apenas con un ojo abierto.

- Levántate. - le digo.

- Que hora es?.

- Ya es tarde. - cierra los ojos. - Dale, Lu. - lo sacudo otra vez y se queja.

Salgo de la habitación y pongo agua para tomar mates, y veo que aparece con cara de dormido, todo despeinado y con la remera en la mano.

- Y tu madrina?. - pregunta.

- Fue a ver si conseguía pasaje para mañana.

- Se vuelve?. - asiento y hago puchero. - Ay pobrecita mi chiquita. - me abraza.

Después nos sentamos en el sillón y pone Netflix, al rato aparece Ova, le hago un té y se sienta en el sillón también ella.

Poca Fe - Luis Vázquez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora