79

1.2K 84 2
                                    

Jueves - 04/08

El entrenamiento ya había terminado, siempre hago lo mismo de todos los días, y ya deben saber cuál es mi rutina de todos los días.

Ahora estaba en mi casa, más tarde tengo que ir a buscar a Ova al colegio.

Estaba almorzar mientras miraba videos paranormales en el celular, me asustó porque suena el timbre.

- Ahora sí podemos hablar, ¿o que excusa me vas a decir? - me río y me hago a un lado.

- De que querés hablar?. - me cruzo de brazos.

- De nosotros, de nuestro bebé.

- Nosotros? Ya no existe un nosotros, Luis.

- Dale, Ali. Ya te pedí perdón miles de veces, no sé que más hacer para que me perdones. - se sienta en la silla enfrente mío.

- Pensas que todo se arregla con un simple perdón? Ya no confío en vos Luis, te cagaste en mi, en todo lo que sentía por vos. - las lágrimas empezaron a caer por mi mejilla.

- Y me siento lo más mierda del mundo. - agacha la cabeza.

- Porque lo hiciste? Tan insuficiente soy?. - le pregunto.

- No, es así. Te juro que ni siquiera yo sé porque lo hice, y entiendo que estés enojada y si me querés romper la cara de una piña te juro que no me quejó y dejo que lo hagas.

Nos quedamos en silencio, yo pensaba si pegarle o no. Aunque ganas no me sobran pero no, mejor no le pegó.

- Me voy a buscar mis cosas que deje en tu habitación. - dice. Asiento y él sube a mi habitación.

Entro a la cocina así me preparo un té, abro un toque la ventana así entra aire y me siento esperando a que caliente el agua.

- Posta te vas a ir a Manchester con Julián?. - me pregunta y tenía mi celular en la mano.

- Que haces con mi celular?.

- Estaba sonando, lo mire por curiosidad y me encuentro con esto. - me da el celular. - Es enserio? - no sabía que decirle. - Alaska te hice una pregunta. - dice levantando la voz.

- !Y a vos que te importa lo que hago!. - guardo mi celular.

- No lo puedo creer y encima me decís que me importa a mí. - se ríe. - Vamos a tener un hijo, Alaska. ¿O acaso yo estoy pintado? - se apoya contra la pared.

- De que te quejas, si vos ni siquiera te acordaste de mí cuando fuiste y te cogiste a Candela. - él sonríe.

- ¿Y vos pensas que Julián si pensó en vos?. - me descolocó esa pregunta. - Pregúntale si paso algo entre él y Candela, pregúntale si las veces que fue a tu casa era para verte a vos o para estar cerca de ella.

- ¿Que?. - pero que clase de amiga tenía.

- Alaska, no puede ser que estés tan ciega y no te hayas dado cuenta de nada. - dice indignado.

- Pero vos también estuviste con ella, así que no metas a Julián.

- !Pero yo no te lo estoy negando, y seguramente él si lo va a hacer!. - me dice enojado.

- Basta, no lo quieras ensuciar. Vos me cagaste con ella, y lo querés ensuciar a Julián. - digo enojada también, lo que me faltaba.

- ¿Pensas que así se arregla las cosas? ¿Irte a otro país pensas que se va a arreglar algo? - y la verdad que no.

- ¿Arreglar que? Lo nuestro no tiene arreglo, Luis. - digo.

- Dale, Ali. Por favor no te vayas, no te alejes de mí y tampoco alejes a nuestro bebé de mí. - me suplica.

- Luis, basta. No me la hagas más difícil. - le digo. Él se acerca, estábamos tan cerca que casi le encajo un beso.

- Alaska, por favor. Si no queres estar conmigo y si no confías más, lo entiendo, pero no me alejes de mi bebé, te juro que si me quiero hacer cargo y todo lo que dijo Candela es mentira. - pega su frente con la mía. - Y quiero estar presente en todo o en lo que vos me permitas estar, pero por favor, no me alejes, no quiero que nazca y vea que su papá no estuvo presente nunca. - me mira.

- Escúchame una cosa. - suspiro  - No te voy a alejar, esa no es mi intención pero nececito estar lejos un tiempo para tener tranquilidad y ordenar mi cabeza, necesito un poquito de paz, y capas irme no arregle nada o capas que si.

Él se aleja y asiente mirando para el piso. Suena mi celular otra vez, era una llamada de Julián. Me había olvidado de sacar el voz alta.

- hola futuro amorcito. - se ríe. Luis me mira.

- Ju-juli hablamos más tarde, si? Ahora no puedo. - digo mientras miraba a Luis que se puso serio.

- Uh, bueno dale reina. - corta la llamada.

- Irte a despejar... - dice en forma de susurro. - ¿O irte para estar con otro? - estaba enojado.

- ¿Que me estás queriendo decir?. 

- No me chamuyes más, Alaska. ¿Te vas porque querés estar con el otro, no?. Al final, sos igual a Candela. - se me rompió el corazón en mil pedazos.

- ¿Cómo Igual a Candela?. - pregunto esperando que no me diga lo que yo estaba pensando.

- Bastante rapidita y eso que estás emba... - no deje ni que termine la palabra que le pegue un cachetazo.

- Vos a mi me vas a respetar, porque a la mujer que le estás diciendo "rapidita" es la madre de tu hijo. - le gritó con lágrimas en los ojos.

- Ali... - intenta abrazarme pero lo empujó para atrás.

- Andate, Luis. - ni siquiera lo miro.

- Pero Ali..

- !Luis, andate!. - lo miro. Se levanta y se va.

Me levanto de dónde estaba sentada, me apoyo contra el marco de la puerta mirándolo.

Hasta que siento un dolor en el vientre, ese dolor era cada vez más intenso, no me pude ni mantener parada y caigo arrodillada mientras me apretaba el vientre cómo para que no me duela tanto.

- Luis.. - susurro pero no me escucho. - Luis. - le gritó. Él se da vuelta. - !Ay, me duele!. - me quejó.

No me dijo nada, me alzó y metió en su auto. Manejo lo más rápido que pudo hasta un hospital.

- Va a está todo bien, nuestro bebé va a estar bien. - me dice tratando de que me tranquilice.

Él se queda afuera, me hacen unos estudios y después me llevan a una habitación. Según el médico dentro de un par de horitas, ya iban a estar los resultados.

Poca Fe - Luis Vázquez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora