Suelto un bostezo y entrecierro los ojos, pues permanecí despierto toda la noche escribiendo el siguiente capítulo de mi historia y redacté la sinopsis de la novela de fantasía que poseo encarcelada en mi mente. Aun con los ronquidos de Axel, una parte de ella se materializó. Retrataría a mis protagonistas, pero no he superado el nivel de dibujar con palitos.
Contengo la respiración unos segundos y después la expulso. El viernes ha llegado y con ello, la cena con la familia de Kiara. Me repito que nada tiene por qué salir mal, que luego me reiré de mí mismo por torturarme de esta forma y que los viejos tiempos renacerán ni bien cruce la puerta de aquella casa. Pese a que nada me garantiza que así será, ¿qué tal si ya no les agrado?
Aquellos pensamientos se estancan cada vez más dentro de mi cabeza y el silencio de nuestro alrededor no ayuda. Martha se sorprendió muchísimo al descubrir cómo nos conocimos en realidad. Gracias a Kiara, ella conocía nuestra historia hasta antes de que ambos nos separemos a los trece años. Se lo contamos el miércoles por la tarde y aunque le enfureció la mentira de mis padres, se alegró bastante por nosotros. Ojalá que a la familia de Kiara le ponga igual de feliz que nos reencontrásemos.
—Inhalamos... —Suspira Logan, sentado en el césped. Lo imito y vuelvo a tragar una bocanada de aire—. Exhalamos.
Un mosquito se me acerca peligrosamente cuando abro la boca. Intento apartarlo agitando las manos y lo esquivo, echándome para atrás. Su inquietante zumbido crispa mis oídos.
—¡Déjame! —le espeto, como si fuera capaz de entenderme.
Logan arruga la frente y despliega los párpados, confundido. Lo he desconcentrado por accidente, rompiendo muestra improvisada sesión de relajación. Resoplo mientras el insecto continúa revoloteando mi alrededor.
—¿Quieres que me vaya?
—No te hablo a ti. —Cuando comprende la situación, larga una carcajada en vez de ayudarme—. ¡Largo! —rezongo y sonrío al notar cómo emprende vuelo rumbo a otro lugar—. Casi me trago a ese bicho.
—¿En qué momento te indiqué que respiraras con la boca abierta?
Definitivamente no sirvo para estas cosas, pero me siento menos nervioso que ayer. Las clases terminaron hace casi una hora, así que me parece extraño que Kiara aún no aparezca. Acordamos encontrarnos aquí, en el pequeño jardín situado afuera del edificio de Artes Plásticas. Una zona alejada de la loza deportiva y donde el sol no cae de lleno debido a que la sombra de los árboles cubre lo suficiente. Un fuerte viento revuelve mi cabello e intento peinarlo con las manos.
Cuando fui a nuestra habitación a cambiarme, Logan me sugirió tomar prestado el gel Moco de Gorila de Axel. Sin embargo, me negué porque no me pareció correcto coger sus pertenencias sin permiso y porque la sonrisa del mono del frasco me inspiró desconfianza.
—Nunca hice bien los ejercicios de respiración de nuestra psicóloga —le recuerdo—. Sabes que solo me dedicaba a robarme los caramelos que colocaba encima de su escritorio.
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Dibújame entre letras
Teen Fiction«Hay sonrisas por las que vale la pena esforzarse y la tuya es una de ellas». Sebastián se ha resignado a aceptar que nunca vivirá una historia de amor como la de los libros. Por esa razón, decide centrarse en escribir y leer las increíbles novelas...