Por fortuna, la veterinaria examina al cachorro y nos indica que se recuperará pronto, pues no presenta ninguna fractura. Nos recomienda alimentarlo con comida balanceada cuando le aseguro que vamos a quedárnoslo, lo cual representa en realidad un problema, porque si los directivos de la universidad descubren que escondemos un perro en nuestra habitación, nos meteremos en aprietos.
Siempre quise una mascota, pero mis padres nunca me lo permitieron. Cuando les pedí un perro, me lo negaron, alegando que ya tenían suficiente conmigo.
Por eso me prometo disfrutarlo mientras dure. Quizá luego lo demos en adopción o logremos contactar con un refugio de animales para que le encuentre el hogar que merece. Sin embargo, me encantaría adoptarlo.
Cuando llegamos a la universidad, Logan se encarga de distraer al guardia de seguridad que cuida la entrada para que Axel y yo entremos con el cachorro sin ser vistos. Los pasillos yacen vacíos, así que no necesito meterlo en mi mochila, arriesgándome a que se ahogue y sufra una muerte inminente. Subimos las escaleras rumbo a la segunda planta con cuidado, pues ninguna luz ilumina las gradas. Le tapo la boca al cachorro cuando pienso que ladrará, pero retiro mi mano adolorido al sentir cómo sus dientes se entierran en mis dedos. Pude comprarle un bozal, pero no me atrevería a colocárselo. Él no se ha mostrado agresivo ni posee la culpa de que nosotros no contemos con un mejor lugar donde llevarlo.
—¿Qué nombre le ponemos? —pregunta Axel, acariciándole la cabeza.
—Llamémoslo Angus —sugiere mi mejor amigo.
—Hasta Logan es un nombre más bonito —rechazo y gesticulo una mueca de disgusto. El aludido rueda los ojos.
—¿Qué tal Edmundo? Para decirle inmundo de cariño.
—Tiene cara de Zeus —discrepa Axel, quien lo inspecciona detenidamente.
—Yo lo recogí, así que lo nombraré Nate —sentencio para cerrar la discusión. Logan tuerce los labios.
—Ese no será el nombre de ningún personaje de Wattpad, ¿o sí?
—Pues... —Me quedo callado y suelto una risa, ya que pertenece a uno de los primeros libros que leí en la plataforma.
—¿Y si le ponemos tu segundo nombre?
Oh, no. Eso sí que no.
Me giro hacia Logan casi de inmediato. Logan sube y baja las cejas, divertido, mientras que Axel me observa con intriga. Niego con la cabeza en señal de desaprobación.
—Una más y te fulmino con la mirada, hablo en serio.
Axel enciende la linterna de su móvil para que no tropecemos en la oscuridad del pasadizo. Caminamos hasta llegar a la puerta ubicada al final del pasillo, la cual corresponde al dormitorio que comparto con él. Logan se posiciona junto a mí y le rasca el lomo al perro. Por consiguiente, me inclino hacia el cachorro y le consulto:
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Dibújame entre letras
Genç Kurgu«Hay sonrisas por las que vale la pena esforzarse y la tuya es una de ellas». Sebastián se ha resignado a aceptar que nunca vivirá una historia de amor como la de los libros. Por esa razón, decide centrarse en escribir y leer las increíbles novelas...