47| Lo que merezco

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Cuando renuncias a un sueño, tu estrella muere

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Cuando renuncias a un sueño, tu estrella muere. El brillo que desprendía para iluminar tu camino hacia ella se apaga. Esta cae al suelo, impacta contra la superficie terrestre y se rompe en pedazos. A mí me fue más fácil dejar atrás mis sueños que despojarme de mis miedos, lo cual dio origen a una lluvia de estrellas. Apenas abordé el avión, abandoné varios deseos: el de convertirme en escritor, ese de graduarme de la carrera de Literatura y aquel de sacar todos mis libros en físico.

No quiero estudiar Administración. Detesto la idea de pasar el resto de mi vida sentado frente a un escritorio dirigiendo una compañía y dándole órdenes a la gente. Prefiero mil veces que las horas transcurran mientras tecleo sin parar en el ordenador al escribir un nuevo capítulo. Pero a pocas personas les gusta lo que hago, lo que significa que no ejerzo un buen trabajo ni transmito un mensaje digno de ser leído.

Aunque estuve aquí hace un par de meses, percibo mi antigua habitación en casa de forma lejana y ajena, como si ya no conectara conmigo en ningún sentido y le perteneciera a alguien más. Esto, en parte, porque Papá no me recibió con los brazos abiertos, como era de esperarse. Ni siquiera fue a darme la bienvenida. Aterricé por la mañana, así que mandó al chofer de la empresa a recogerme del aeropuerto y no nos vimos hasta entrada la noche.

Llegué hace unos días a Londres y apenas he intercambiado palabra con mi padre, puesto que se encuentra demasiado ocupado como para prestarme atención. Aun así, lo evito cada que nos cruzamos y me escabullo para que no saque el tema de mi nueva universidad. En cualquier otro momento, me hubiera entretenido leyendo en mi aplicación favorita, mas no entro a Wattpad desde que me marché por temor a toparme con los incesantes insultos.

Antes de dejar Florencia le entregué a las últimas correcciones a la editorial que planea publicar mi novela. Según calculamos en nuestra más reciente charla, esta saldría a la venta a mediados de octubre, hecho que implica que mi anhelo de sostener un libro mío entre mis manos está por cumplirse. Sin embargo, luego de leer tantos mensajes de odio me he replanteado si mi historia lo merece en realidad, pues estoy seguro de hay miles mejores. Aun así, no existía manera de cancelar el contrato, por lo cual no me quedó más opción que continuar con el proceso, mismo que debería —pero no consigo— disfrutar.

Espero que Kiara sí esté gozando de la materialización de sus sueños, ya que su exhibición de arte es hoy por la tarde. Aunque me frustra no poder asistir, deseo que sonría hasta que le duelan las mejillas y que las únicas lágrimas que derrame sean de auténtica felicidad. Sé que se la pasara increíble, Diego y su padre se encargarán de ello. Pese a que no conversamos mucho debido a que se halla ocupada ultimando detalles, me encantaría vivir a su lado aquella experiencia.

—¿Te importaría levantarme? Llevo diez minutos mirando la mosca muerta pegada al techo.

Logan me habla desde mi teléfono, en donde mantenemos una videollamada que había descuidado por completo. Al escucharlo, paro de observar por la ventana la alegre parrillada del vecino a las siete de la mañana un martes y me dirijo a mi escritorio, sitio en que reposa mi móvil.

Dibújame entre letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora