Capítulo 10

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___Nell Potter___

Acostada en mi cama, perdida entre mis sueños, con nada más que las sábanas cubriendo mi piel, siento una leve caricia en mi rodilla, pero no me da miedo. Me doy la vuelta quedando boca abajo y siento un par de dedos recorriendo mi pierna trasera, estos suben lentamente. Siento como un bulto se pone encima de mi y comienza a besar delicadamente mi oreja.

Ese aroma, conozco ese aroma, sus labios son tan calientes como el café negro que toma todas la mañanas. Pone una mano en mi cintura y cuidadosamente me voltea para que quedemos de frente, después toma posesión de mis labios con una brutalidad desgarradora, mis manos comienzan a hacer el espacio entre su camisa, quitándola, para dejar al descubierto sus pectorales. Con una mano me tomó del cabello y tira levemente hacia atrás dejando mi cuello a su merced, después inicia con varios besos.

Siento que algo dentro de mi va a explotar, el se sienta y yo me acomodo arriba de él, sentada en sus piernas. Nos miramos fijamente, sus hermosos ojos grises me ven fijamente, como si desnudara mi alma. Pasó mis dedos entre su cabellera rubia platino y comienzo a acariciar suavemente, él se estremece ante este tacto. Nuevamente posee mis labios, cierro los ojos para perderme en el momento.

- Eres mía - dice en tono suave y yo abro los ojos.

Frente a mí ya no está él, ahora está Matheo, quien me ve de una forma más apetitosa, este se lanza sobre mí con brutalidad, como si tuviera hambre de mi, no hay nada romántico en sus caricias, pero extrañamente, no me molesta.

Abro los ojos de golpe para descubrirme completamente sola, acostada en mi cama, empapada en sudor.

- Solo fue un sueño - me digo a mi misma como tratando de reconfortante.

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Sentada frente a el pequeño tocador de la habitación veo mi reflejo, a pesar de haber dormido unas cuantas horas en la noche, apenas y se asoman unas ojeras, es algo que muchos me han envidiado, pues por más cansada que esté, apenas y logran verse sin embargo había algo diferente en mi, pero no sabía que era.

Desde hace algo de tiempo suelo verme en el espejo descubriendo cada cambio nuevo, poco tiempo antes de iniciar el ciclo escolar llegó mi primer periodo y desde ahí comenzaron los cambios. Lo vi en mis caderas, en mis muslos, mis pechos y mi cara, estaba más refinada. Los cambios en mi me daban miedo y siempre veía a mis ojos tratando de descubrir si me gustaban o no estos cambios.

Mi mente regresó a el sueño que tuve, jamás me había pasado algo así, me asusta la sensación que aún no desaparece del todo, tal vez por eso odiaba lo que veía, estos cambios me hacían sentir diferente y odiaba eso, más cuando sabía que mis seres queridos amaban a la que era antes... por eso Draco se había alejado de mi?

- ¿Estás bien? - escucho la voz adormilada de Verónica.

- Si... a qué hora llegaste?

- Como a las 4... Blaise no dejaba de sacarnos a bailar...

- Suena divertido - respondí entre risas.

- Segura que estás bien - pregunta nuevamente levantándose de su cama dando unos pasos hacia mí.

A pesar de que nos estábamos llevando mejor, aún no existía tanta confianza entre nosotras. Únicamente asentí a su pregunta pero pude ver algo de decepción en su rostro. Ignorando esto termine de arreglarme y salí dirigiéndome a el gran comedor para desayunar algo.

Al llegar ahí, había unos cuantos alumnos, parecía que todos se habían desvelado. Gire en dirección a la mesa de Gryffindor pero no vi a nadie conocido, así que me senté en mi mesa. Nunca había estado tan sola, normalmente los días después de las fiestas sin importar el sueño Draco siempre me acompañaba, pero ahora estoy sola.

Cuna de Serpientes 2 (Draco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora