Espero a sentir dolor o quizá debilidad, pero no, también me preparo para ver a mi mejor amiga de la infancia caer de rodillas pero tampoco sucede, las dos estamos bien aunque ninguna se atreve a buscar el responsable del disparo. Una de nosotras tenía que enfrentar nuestro peligro, ¿quién más tenía que hacerlo?, soy yo, la responsable, de voltear hacia atrás y ver que nuestro intento de escape fue más en vano.
Adrian apunta hacia arriba con su arma.
- Mi reina, me sorprendes cada vez más y más - sonríe y mis piernas tiemblan - me has prendido las ganas de follarte aún más con este arrebato.
- Ya basta, Adrian - digo y caminamos hacia atrás mientras el camina hacia nosotras - si Die se llega a enterar de esto...
- Die no podrá hacer nada - bufa - en estos momentos él está en Los Ángeles y tú y yo nos iremos lejos, donde él nunca podrá volver a verte.
- Antes muerta que irme contigo - declaro y así lo haré.
No quiero estar sin Dierik.
- ¿Valdrá la pena? - Adrian sonríe - dime, linda, ¿qué te hace creer que Die Hale haría lo mismo por ti?, ¿siquiera estaría dispuesto a presentarse para salvarte?
- Yo confío en él - mis ojos se cristalizan por saber que no lo digo totalmente segura.
- ¿Sabes cuántas mujeres más dijeron lo mismo? - apunta la pistola hacia mi - y su final fue en una tumba, porque Die ya se estaba cogiendo a otra.
- Alesara, está jugando contigo, no puedes creerle, al menos no ahora - Fernanda camina hacia atrás jalándome con ella.
Yo solo asiento muy leve.
Ya no seguí retrocediendo, no servirá de nada, podría cansarse y dispararnos, tal vez tenemos un poco de suerte y con el primer disparo al aire más de alguien haya llamado a la policía, aunque sería un desperdicio de tiempo, Adrian podría salir al segundo por su padre y apellido. No me había percatado de lo tan cerca que estaba, imaginarme a Dierik dejándome a mi suerte me paralizó por completo, la mano de quien nos infunde miedo acaricia mi mejilla con suavidad pero para mi pesa demasiado.
Es entonces cuando no percibo a Fer.
- No sabes cuanto te he esperado, te adoré desde el primer momento en que te vi, mi reina - susurra a centímetros de mis labios.
- Estás mal - niega dando varios pasos hacia atrás.
Volteo en busca de mi amiga.
- ¿Por qué te gusto? - pregunto tratando de mantenerlo a raya al no poder ver a Fernanda - nunca te he visto.
- No le agradé a mi padre - sonríe y me sorprende que me esté diciendo esto tan fácilmente - no entiendo el porqué, simplemente me detesta; de niño me regañaba muy seguido, para huir de ese tormento, me escondía en el closeth de mis padres.
Ambos quedamos entre los sonidos del mar.
- Una foto tuya había ahí - mira las olas y luego a mi - me inspiraste seguridad, eras tan linda, tan tierna, tan alegre; me gustaste y prometí conocerte algún día, no esperaba que pasarán tantos años pero aquel día en la universidad, mi corazón te reconoció a pesar que has cambiado mucho.
- Adrian, no puedes obligarme a quererte, yo...
- Serás mía, te guste o no, mi reina - se encoge de hombros.
Vuelvo a buscar a mi amiga.
Y la vi, junto a la esperanza y la salvación, ella estaba abrazada al que ahora sé es mi medio hermano, están a unos cincuenta metros justo en el parqueo público, pero no es Abraham quien me infunde tranquilidad, sino cierto chico que baja rapidamente de una camioneta negra, sus ojos verdes siendo unas brasas ardientes por la ira mientras corre junto a su mejor amigo, Dafne es quien abraza ahora a Fernanda.
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Atracción
RomanceLa chica con androfobia y con los padres más estrictos del pueblo, seguirá con su vida monótona y con reglas... pero todo cambia cuando lo conoce a él. Alesara seguirá intentando ser la hija perfecta hasta que una catástrofe haga que su curiosidad...