22. Quédate

636 59 1
                                    

Relajada, así me siento a pesar de la intrusión que tuve hace unos minutos, ese nuevo descubrimiento en mi cuerpo me ha dejado impactada, casi muerta de la sorpresa, ¿quiero hacerlo otra vez?, sí, claro que quiero sentir esa liberación nuevamente; Dierik esta recostado junto a mi en mi cama, aunque no es demasiado grande como la suya, tenemos el suficiente espacio para ambos.

Pero él parece estar cómodo conmigo encima.

- Entonces... - mis mejillas se calientan por repetir - ese orgasmo, se sentirá cuando tenga relaciones sexuales.

- Exacto - confirma y huele mi cabello otra vez - es cuando llegaste a la cúspide de la excitación.

- Me ha encantado - entierro mi cara en su pecho, tímida.

- Deberías descansar - acaricia mi cabello y escuchamos pasos en el corredor.

Mis padres al fin se irán a dormir.

- ¿Saldrán de viaje? - la duda es evidente en su voz.

- Sí, se irán por un mes - inclino un poco mi cabeza hacia arriba para verlo - estaré sola aquí.

- Dudo que sea así, niña - besa mi frente y el olor de su perfume me hace querer no despegarme - ya, duerme, fue un día muy pesado para ti.

- ¿Te irás? - aquel dolor en el pecho aparece.

Él ríe.

- No si no quieres - ambos nos vemos a los ojos.

- Dierik, quédate - me atrevo a acariciar su mejilla y parte del cuello.

No me quita la mirada.

Su mano sujeta la mía con ternura, la lleva a sus labios y planta un beso ahí, luego la sitúa en su pecho, haciéndome sentir sus latidos y me gusta, estoy realmente cómoda así; mis ojos cada vez me pesan más, sorprendiéndome como siempre lo segura que me siento con Dierik, no había dormido con ningún chico hasta hoy, no tenía esa confianza y certeza de saber que no me haría daño.

Pero él no me haría daño.

"Estoy confundida mientras busco desesperadamente por el cuarto de mis padres, el frío viento me eriza la piel, no sé lo que busco y tampoco me siento tranquila; afuera se escuchan pasos y una voz totalmente desconocida para mi, vuelvo a fijarme en el tocador de mi madre, buscando algo.

Pero no encuentro nada.

- ¡Aura! - grita ese hombre enojado.

- ¡Alesara! - reconozco esa voz sin ningún problema - vamos, mi reina, sal de ahí.

Adrian.

Sigo en mi búsqueda, aunque parece ser en vano, debería esconderme de él o buscar a Fernanda, Abraham y Dafne, ellos me han dicho que me vaya con alguno si Adrian estuviera cerca; la puerta es azotada varias veces con fuerza, mi respiración se descontrola mientras continuo dándole vueltas a tantos papeles que mi madre guarda, no entiendo, ella no trabaja, entonces, ¿por qué tantos papeles?.

La puerta es abierta.

- Aquí estás, mi reina.

Cierro los ojos para no verlo."

Los abro al escuchar como tocan mi puerta.

Fue un sueño, suspiro de alivio porque haya sido así, mi padre es quien entra sin ningún problema y me asusto recordando que Dierik se quedó conmigo anoche; mientras lo busco con la mirada por mi cuarto recuerdo que tenía seguro la puerta, tampoco veo señales del chico de ojos verdes, ¿se abra ido?, sentí que dormí unos poco minutos pero el amanecer me demuestra que no.

AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora