Atracción

27. Dieciséis novias

Su respiración chocando en la parte de atrás de mi cuello me encanta, su brazo rodeando mi cintura haciendo más presión para que mi espalda esté pegada con su pecho me fascina, el sonido del océano a unos metros de la casa es una maravilla; me giro a verlo, dejándome sorprendida al verlo con el cabello un poco húmedo y supongo que eso significa que se ha duchado, es un ángel cuando duerme y estoy segurísima que es todo lo contrario despierto.

Un ángel no provoca como él a mi.

- ¿A dónde vas? - su voz me deja sin aire mientras me abraza más fuerte evitando que me levante.

- Debo ir a la universidad - le recuerdo confirmando mi teoría al verlo con otro pantalón de pijama - y tú debes viajar.

- Me habría gustado que vinieras conmigo, Lesa - se estira acariciando mi rostro.

- Yo quisiera ir contigo - confieso inhalando su aroma.

Empiezo a reír cuando se mete entre mis pechos.

- ¿Ves por qué te llamo gatito? - paso mi mano por su cabello.

- No es mi culpa que me encante estar así de pegado a ti - murmura contra mi piel, ambos enrollados en la sábana.

Nuestras respiraciones son lentas.

- ¿Te tardaras mucho en la universidad?

- No, solo debo presentar el examen, luego tengo libre - reviso mi celular la hora y veo que es temprano todavía.

- Bien, por favor Lesa, solo terminas el examen y llamas a Abraham - explica poniéndose de pie - él irá por ti y te dejará en tu casa, llámame cuando ya estés dentro.

- Esta bien - abrazo la sábana muy suave viendo el cabello negro rebelde de Dierik.

Sonríe entrando al closeth.

- Dafne te trajo ropa - señala una pequeña maleta en una esquina del cuarto.

- Me iré a bañar, entonces - me levanto y tomo mi tiempo para que mi cuerpo se despierte por completo.

Camino y tomo la maleta.

No recuerdo haber visto a mi amiga entrar aquí, quizá fue cuando Dierik y yo caminábamos por la playa, aún así, agradezco este detalle, ya que vine sin nada; entro al baño y cierro la puerta, esta vez sin seguro, dándole otro gramo de confianza al chico que está afuera escribiendo en su celular, es igual que los otros baños de las propiedades del chico Hale.

Lujosa.

Entro a la ducha, buscando que el agua esté tibia, me deshago de la ropa que me presto aquel gatito y entro a la regadera, la cual podría ser una cascada sin ningún problema; me atrevo a tomar el shampoo que encontré y también el jabón, ambos con olores riquísimos y finos, disfruto nuevamente el líquido correr por mi piel, llevándose la espuma que hay.

Cierro el grifo.

- Lesa, ¿puedo entrar? - Dierik toca la puerta mientras me coloco la bata.

- Eh - ya me ha visto en toalla, esta bata tapa más que lo anterior - sí, claro.

Salgo de la ducha y él entra.

Me paralizo y vuelvo a sentir aquella terrible sensación en mi estómago, no puedo ni siquiera tener la vista alta por su presencia y que me mire de pies a cabeza varias veces no me ayuda; ya esta totalmente vestido y su cabello ya esta más ordenado, aunque sigue teniendo ese estilo desordenado apropósito, me cruzo de brazos intentando no sentirme tan expuesta a él, a pesar de estar cubierta.

Carraspea para después acercarse.

- Fernanda y Abraham hicieron el desayuno - explica tomando mi rostro entre sus manos y dándome un beso corto en los labios - me gustaría más verte sin esta cosa.