3. Observada

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Soy demasiado tímida, no me gusta ver a nadie a los ojos y tampoco me agrada que me observen, por ello me mantengo encerrada en mi cuarto, ese disgusto provoca que sienta hasta cuando me analizan solo por un segundo, irónico que estudie derecho; me siento intranquila, mis vellos se erizan al volver a sentirme observada, desesperada busco a mi alrededor sin toparme nada anormal.

El mesero se va a preparar nuestro pedido.

- ¿Abraham es tu novio? - Fernanda suelta sin reparo.

- ¿Estás loca?, no - Dafne niega varias veces con una mueca - él es como un hermano, crecimos juntos, además es muy mayor para mi.

- ¿Cuántos años tiene? - vuelve a preguntar la curiosa del grupo.

- Veinticinco años - mi compañera nos observa sonriendo - quizá pueda ser para vos, tienes veintitrés, ¿no?

Eso no quita que sea dos años mayor.

Creí que era un poco menor, no aparentaba tener esa edad y confirmo que las apariencias engañan, Dafne tiene veintidós y yo tengo diecinueve años, la mayor aquí es Fernanda y aún así considero que Abraham es algo grande para ella. La cafetería está medio llena, mi mejor amiga me ha dejado junto a la pared como siempre, evitando así que me vean las demás personas y yo no teniendo la oportunidad de alterarme al ver algún chico.

Todas pegamos un salto cuando alguien abraza a Dafne.

- ¡Cuñada! - grita la chica de cabello rubio y nuestra compañera la aleja - tanto tiempo sin verte, te extrañé demasiado.

- Maldición - susurra la chica llamativa negándose - ¿qué haces aquí, Laura?

- Tu hermano me invitó aquí - sus ojos brillan y sonríe - ¿crees que me proponga vivir juntos?

- Lo dudo - Dafne no se molesta en disimular su incomodidad - ¿vendrá aquí?, dile que haga como si no nos conocemos.

La chica recién llegada la mira triste.

Su cuerpo es extremadamente bonito, parece salida de una de las revistas que mi madre tiene en la mesilla de la sala, su elegancia me deja aturdida y me siento incómoda. Sus ojos grises como el humo nos analizan a Fernanda y a mi, volviéndome a sentir desesperada por irme, así que dejo de verla a ella y mi mirada se concentra en Dafne, quien está frente mía y viendo con cansancio a su conocida.

Para suerte nuestra, su celular suena.

- Debo irme, seguramente está afuera, iremos al jardín para no incomodarte - se aleja poniéndose el aparato en el oído.

- ¿Tienes un hermano? - pregunta Fernanda sorprendida.

Ni siquiera había pensado en eso.

- Desgraciadamente, sí - asiente decepcionada y luego ríe - son bromas, sí tengo un hermano y lo adoro.

- ¿Por qué nunca hablaste de él? - frunzo ligeramente el ceño.

- Créeme, no hay necesidad de que yo hable de él - ríe.

- Y, ¿quién era aquella tipa? - vuelve mi mejor amiga a su interrogatorio.

El mesero deja nuestras comidas.

Volteo al lado donde se encuentra Fernanda, sigo sintiéndome observada y me estoy empezando a querer ir, cuando dejan nuestras bebidas, Dafne se encarga de ordenar de una vez las malteadas y el postre; el mesero se retira y en mi campo de visión aparece el culpable de mi incomodidad, no lo reconozco, tiene una gorra negra y una mascarilla, rápidamente sale hacia la calle.

Qué raro.

- Laura Solares, es o era, la verdad no sé si ya le rompieron el corazón, la novia de mi hermano - explica Dafne empezando a comer.

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