45. Fotos

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Una mujer de cabello rubio como el oro puro, sus ojos simplemente verdes brillantes que la cámara pudo captar muy bien, sus labios rojizos combinan con sus mejillas; su sonrisa ilumina no sólo la fotografía, también la sala de estar. Es hermosa, pero no dejo de pensar en esta sensación que me hace sentir muy familiarizada con ella.

¿Cuándo la he visto yo?

- Dierik tiene sus ojos - sonrío con ganas de llorar - es muy linda.

- Sí, ella y tu mamá eran las más lindas del pueblo - asiente Vanessa y dejó el marco con sumo cuidado en su lugar - ¿estás bien?, te has puesto pálida.

Muerdo mi labio y niego.

- Estoy bien - sonrío y camino hacia el jardín - ¿qué le pasó a Diana?

- Es un poco complicado ser la esposa de un mafioso, ¿sabes? - nos detenemos a medio pasillo - Diana era la debilidad de George y sus enemigos lo sabían; la habían secuestrado, aunque no fue la primera vez pero sí la última, le dispararon varias veces y la dejaron a media carretera.

Y así fue como falleció.

- Lamento mucho lo que sucedió - es lo único que se me ocurre decir.

- Yo también - intenta sonreír y vemos a Dierik junto al abuelo Tom - me alegra y sé que a Diana le habrías encantado por salvar a Die.

- ¿Salvar? - eso me asusta y mucho.

- Die estaba agonizando emocionalmente, nunca pensé que tendría una relación seria y sana - vuelvo a ver al quien me analiza con su mirada tan llameante - me sorprendí cuando te trajo, nunca lo hizo con ninguna chica.

Sonrío al escuchar eso mientras lo sigo viendo.

- ¿Ni Mariana? - eso me ilusiona más de lo que quisiera aceptar.

- ¿Sabes de la relación que tienen? - su confusión, que para mi es demasiado dramático, me asusta.

No alcanzo a contestar.

Ambas volteamos a verlo cuando se dirige a nosotras, me embeleso con su manera de caminar tan erguido y seguro, su mirada está en nosotras y solo puedo volver a sonreír tímida por ser el punto central de su atención. No me di cuenta en el momento que Vanessa se retira de mi lado, cuando menos me lo espero ya esta junto a su padre ayudándolo con la comida y solo el olor es suficiente para abrirme el apetito.

Pero, ¿por qué Vanessa reaccionó así sobre Mariana?

- ¿Feliz por al fin dejar la universidad?

- Un poco - asiento y enrollo mis brazos en su cuello - no quiero alejarme de ti cuando regresen mis padres.

En su ausencia es cuando más me divierto.

- Ya encontraremos una solución a eso, no te preocupes - sus manos agarran mi cintura y besa muy suavemente mis labios.

- ¿Puedo decirte algo sin que te enojes?

- Depende - frunce ligeramente el ceño y viéndome el rostro - ¿qué me dirás?

- Tienes los ojos de tu mamá - alzo mi mano hasta acariciar su cien y bajo para trazar el contorno de sus labios - también te pareces a ella en esto.

No dice nada y eso me asusta.

- ¿Cómo lo sabes? - su voz es apenas un susurro.

- Vi una foto de ella que hay en la sala de estar - explico aún esperando a una reacción violenta de él, pero nada sucede - ¿estás enojado?

- No - niega recostándose en la pared de atrás y yo sobre él - solo me tomaste desprevenido, no pensé que vieras esa foto.

- Tenía curiosidad - levanto un hombro sonriendo lo más inocente que pueda - tú eras muy tierno cuando eras un niño pequeño.

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