60. La graduación

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El acto fue más tranquilo de lo que espere, pero en definitiva fue el más tardado de toda la historia. Muero de hambre, de calor y no soporto más los zapatos, lo peor fue quedar lejos de mis amigas, al ser de diferentes facultades nos separaron. Justo ahora dicen las palabras de despedida, quizá me habría puesto sentimental si tan siquiera hubiera puesto atención a lo que dice la chica en el podium y no en ver como Dierik y Mariana hablan serios.

Eso, sí me molesta.

- ¡Felicidades graduados! - grita la chica y todos aplauden.

- Hemos finalizado el prestigioso acto...

Yo ya me he puesto de pie.

De hecho, todos nos hemos puesto de pie listos para salir corriendo de aquí e ir a un lugar más fresco y con ropa cómoda. Claro que eso no pasa, muchos estudiantes se quedan para tomarse más fotos todavía con sus títulos, yo me dirijo al baño, porque no soy capaz de ir y ver a Dierik con Mariana. Me encuentro con Dafne en el camino, una sensación de paz invade solo un poco, opacando a Dololi que se a extendido hasta mi garganta.

Quiero llorar.

- ¿Estás bien?

- ¿Qué hace ella aquí, Dafne? - pregunto más para mi que para ella - necesito ir al baño.

Ya no dice nada, solo me acompaña.

Las dos somos empujadas y empujamos, esas son las acciones que realizamos hasta que llegamos al corredor principal. No hay tantas personas aquí como allá en el jardín, así que voy lo más rápido que me permiten los zapatos a los baños de damas. Me quito la toga y el birrete, me apoyo en el lavamanos y me permito llorar un rato, no sé porqué lo hago. ¿Será por Mariana?, ¿la presión de su sola presencia me desarma?, ¿porque Dierik está hablando con ella tan serio pero tan animado?, ¿porque nunca me miro ni un segundo?.

Eso solo rompe mi corazón.

- Aquí están - Fernanda entra pero cierra rápido la puerta cuando ve mi estado emocional - ay no, ¿qué pasó?

- La perra de Mariana - Dafne pone los ojos en blanco - ugh, juro que si pudiera darle un golpe, solo uno, seria completamente feliz.

Yo limpio mis lágrimas teniendo cuidado con el maquillaje.

- Tranquila, Ale - mi mejor amiga me toma por los hombros - ellos seguramente hablan de cosas irrelevantes.

- Lo sé, es solo que...

Él ya fue capaz de dejarme por ella.

- Ah, antes que se me olvide - se acomoda mejor la toga mientras Dafne dice una y otra vez que golpeara algún día a Mariana caminando en círculos - el abuelo Tom está aquí, igual Vanessa, vinieron a verlas y... tampoco les alegró ver a George y a Mariana.

- ¿Es que quién quiere ver a un saco de pulgas? - Dafne esta que se vuelve loca.

- Al parecer, Dierik - decirlo duele más.

- Ay no, Alesara...

Tres disparos nos dejan heladas.

Las tres quedamos en absoluto silencio, todo el lugar, de hecho, quedó en profundo silencio. No pasan ni dos segundos cuando se escuchan muchos más disparos, por reflejo, nos agachamos y no tardamos en llorar Fernanda y yo. Dafne activa su modo agente y tranca la puerta con su cuerpo, varios gritos se escuchan a lo lejos y pasos apresurados se aprecian en el corredor. Pareciera que hay una guerra allá afuera, poniéndome tensa busco mi celular para llamar a la policía, pero he dejado mis cosas en el casillero.

¡No puede ser!

- Celular - murmuro nerviosa y con la manos temblando - denme un celular.

- Lo dejé con Walter.

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