Cuatro horas han pasado desde que llegué a la universidad y siento que han pasado varios milenios sin ver a Dierik, estoy empezando a preocuparme por el poder que tiene el amor; ¿no es una palabra muy fuerte para definir lo que siento por él?, digo, lo conozco desde hace pocos días y siento que estoy pegada a él como chicle, quizá ahora que este afuera del país me ayude a volver a la normalidad.
Sí, eso pasará.
He buscado a Dafne, sin embargo, ella continúa en su examen y creo que es porque no se sabe las respuestas, así que he venido al baño para hacer mis necesidades y darle un poco más de tiempo, a Fernanda no la he visto desde que entramos a nuestros cursos, tal vez salga primero; estaba dejando mi mochila sobre el lavamanos, lista para lavarmelas pero oír el pasador de la puerta de salida del baño me deja confundida.
Volteo a ver quien es el que lo ha hecho.
- ¿Olivia? - frunzo el ceño al observar aquella chica sin vida - ¿sucede algo?
- Fuiste raptada - dice sin ninguna expresión y viéndome fijamente - y aun así te liberaron sin ningún problema.
Cierro el grifo.
Su sonrisa no me parece muy sana, solo dijo eso y volvió a abrir la puerta para retirarse dejándome totalmente perdida, ¿vino solo a eso?, ¿para qué me dijo lo que yo ya sé?, niego con la cabeza y tomo mi mochila para irme rápido de ahí; los corredores están casi vacíos, la mayoría de universitarios se encuentran en sus exámenes, otros ahogándose en llanto mientras leen los apuntes y muy pocos sentados relajados esperando a alguien.
Un mensaje de Dafne me llega al celular.
- Voy verde, Ale, llama a Abraham y que te lleve a tu casa, yo llegare en una media hora.
- Ok, suerte - sonrío por haberle atinado a su problema y por su rebeldía al sacar el celular en pleno examen.
Pero así lo hago.
Quizá se sorprendió porque yo haya sido quien lo llamara o por lo rápido que fui en realizar el examen, aunque para mi punto de vista me tome mi tiempo y tarde más de lo planificado, pero el resultado es igual de satisfactorio; no me dejó esperarlo en la entrada de la universidad, así que me quedo en unas sillas cerca de la gran puerta principal del edificio mientras exploro mi aparato tecnológico nuevo.
Veo mi reloj: 11:47 am.
Esta igual a como se lo di a Dierik, su correa de oro con toques rosadas y unos brillantes no muy llamativos, es formal y elegante, aunque yo lo use todos los días para tener un control de mi tiempo; cuando dejo mi brazo sobre mi mochila, veo un punto fijo, a pesar que ahí se ve una pared color crema, en mi mente sobresalen unos ojos verdes y cabello negro, un olor masculino que volvería loca a cualquier chica.
Y eso me duele.
- ¡Ale! - Abraham agita su brazo, yo sonrío levantándome y caminando hacia él.
- Gracias y perdón - entramos los dos a su nuevo Mercedes AMG ONE - me da pena ponerlos en estos apuros.
- Créeme que no es ninguna molestia - su vista está dirigida a las calles - además, Die y mi consciencia me asesinan si te dejo sola.
- No creo que él llegue a esos extremos por mi - susurro imaginándome a Dierik así de sobreprotector.
Nos detenemos en un semáforo.
- Nos informó sobre lo sucedido en la mañana - avisa y yo asiento - han terminado de revisar tu casa y todo esta en orden.
- ¿Quién crees que fue? - frunzo el ceño viéndolo - Dierik piensa que no fue Adrian.
- Tampoco creo que haya sido él - su vista es de confusión - pero no tengo ni idea de quien más podría hacer algo así, ¿tienes enemigos?
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Atracción
RomanceLa chica con androfobia y con los padres más estrictos del pueblo, seguirá con su vida monótona y con reglas... pero todo cambia cuando lo conoce a él. Alesara seguirá intentando ser la hija perfecta hasta que una catástrofe haga que su curiosidad...