53. Seguridad

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Sus brazos cruzados sobre su fuerte pecho me hacen temblar, no me atrevo a verlo porque sé que me va a reprochar en silencio. Abraham está a su lado, a diferencia de su mejor amigo, él está sonriente viendo a quien me trajo hasta aquí, me revisa de pies a cabeza y supongo que se asegura de mi bienestar. Y por otro lado, John parece mantener esa actitud seria pero cómica.

Una combinación rara, sí.

- Yo pregunté primero - Dierik fija su vista en John.

- Con esa actitud de mierda como no te van a tener miedo todo el mundo - Abraham niega suspirando - ¿estás bien, Ale?

Yo asiento.

- Sí, pero, ¿qué está pasando? - mi avidez por información crece cuando veo a varios hombres mayores y otros no tanto caminando con cara de preocupación.

- Ser - Mila llega hasta nosotros con un sobre - el Lea Russo ha enviado las grabaciones de las cámaras de seguridad.

- Bien - Dierik toma el encargo y Mila se va por donde vino - John, analiza las grabaciones, solo faltas vos.

- ¿Quién cuidara de Alesara? - pregunta al recibir el paquete en el aire.

Dierik no se queda aquí.

- No es una chiquita, John - menciona cuando nos da las espada y desaparece.

- Yo la cuidaré - afirma Abraham - ve, Meier también estará al pendiente.

Yo mejor no digo nada.

John es el segundo en irse, lo pierdo de vista entre los pasillos y es ahí cuando siento que Abraham toma con delicadeza mi brazo. Caminamos hasta llegar a lo que parece ser una cafetería, aunque no es tan grande como el de arriba, es algo más íntimo. Suspiro y se prepara una taza de café, es hasta que noto su cansancio, también parece preocupado. Iba a preguntarle qué le sucede, pero mi bolsillo vibra y frunzo el ceño al sentir eso.

Ah, el celular vinculado.

- ¿Bueno? - contesto nerviosa porque he olvidado las llamadas de mi mamá.

- Alesara, ¿dónde estás? - su voz parece precavida y eso termina de alterar mis nervios - ¿por qué no has contestado el maldito teléfono?

- Mamá, perdona, yo...

- ¿Dónde estás? - me interrumpe.

Ni cuenta me di de sus llamadas.

- En casa, limpiando - susurro y veo que Abraham enarca una ceja viéndome.

- Mm, llegaremos a casa pronto - no dice nada más.

Y corta la llamada.

Suspiro, dejo el celular en mi bolsillo nuevamente y me reprocho por ser despistada. Es casi medio día, ella siempre llama a primera hora y ni me di cuenta. Abraham llega a mi lado y veo que duda, pero al final, pasa su brazo por mis hombros y me presiona contra sus costillas. Estoy asustada, son tantas cosas: Braulio anda por ahí, Adrian podría atacarme en cualquier momento, Dierik me hace sentir como nunca nadie me ha hecho sentir y parece que le molesta eso.

Me permito soltar una lágrima por culpa de Dololi.

- ¿Te ha dicho algo malo? - pregunta mi medio hermano.

- Nada fuera de lo común - suspiro por recordar la dura verdad sobre mi padre y mi parentesco con Abraham.

- No debes soportar eso - me suelta y se posiciona frente mía para verme mejor, supongo - ¿por qué sigues ahí?

- No fue hasta que conocí a Dierik que me di cuenta de lo sometida que he estado viviendo - mi media sonrisa no parece tranquilizarlo.

Limpio mi mejilla.

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