Esos ojos verdes esmeralda se han oscurecido un poco, siendo cubiertos por un brillo que no logro descifrar, ¿cómo pueden estar más oscuros y, al mismo tiempo, brillantes?, algo en mi interior se remueve con fuerza; Dierik ha abierto ligeramente sus labios, he notado que su respiración es más pesada y los músculos que sobresalen de la camisa negra se han tensado.
¿Se ha puesto así por una pregunta?
— Necesito salir — su voz se ha vuelto más ronca y hace la silla hacia atrás
— ¿Por qué? — susurro notando que el ambiente es raro.
Me siento... agitada.
— Si no salgo de aquí, no podrás caminar por los próximos días, niña — camina hacia la salida.
— ¿No podré caminar? — frunzo el ceño sin comprender nada.
Quedo paralizada en ese lugar.
No por no entender ni un poco lo que dijo Dierik, aunque sí me dejó con una gran curiosidad, el responsable de mi congelación total me observa a dos mesas de mi, con una sonrisa viéndome de cuerpo completo; no lo pienso, tomo mis cosas y las guardo lo más rápido posible, cuando estoy segura de no ser vigilada por la señora Margaret, corro en busca de mi única salvación, además, no quiero estar aquí para averiguar si las acusaciones de Abraham, Fernanda y Dafne son ciertas.
Una paz invade mi cuerpo cuando lo alcanzo.
— Espérame, Dierik — murmullo jadeando por la carrera que tuve, él me mira confundido — Adrian está aquí.
— ¿Aquí? — me toma del brazo acercándome cuando me tambaleo al momento que se detiene de golpe — ¿dónde?
— Estuvo adentro de la biblioteca — no entiendo porque se puso aún más tenso — ha estado ahí desde antes que vinieras, ¿por qué te pones así?
— Lesa, es peligroso — repite como si fuese una chiquilla que no entiende ni una palabra que sale de su boca — ¿por qué no me dijiste que estaba ahí?
Empieza a jalarme del brazo cuando camina.
— No creí que fuera algo tan grave — acomodo mi mochila en el hombro.
— Es muy grave, sumamente grave — explica mientras mira hacia atrás — ¿necesitas algo mucho peor que un secuestro para notarlo?
— Eso no cuenta — nos detenemos enfrente de un carro lujoso negro — fue mi culpa, yo estuve afuera a la hora del rapto.
— A veces eres tan inteligente y otras bien estúpida — pone los ojos en blanco — estuviste dentro de una tienda, Alesara, automáticamente te salvaste, no tuvieron porqué llevarte.
Quedo sin aliento.
Dierik abre la puerta de copiloto y me empuja dándome a entender que entre, lo hago y él me quita mi mochila de mis piernas, cierra la puerta y me pongo el cinturón de seguridad, aún sin procesar el hecho que me secuestraron y no por ser la hora del rapto; escucho como cierra su puerta y enciende el carro, no sin antes asegurar el cinturón y escribir algo en su celular, miro por la ventanilla asustada por ser perseguida.
Solo eso faltaría.
— ¿Puedes dejar de morderte el labio? — su voz sale ronca, como cuando estábamos en la biblioteca — me pones ansioso.
— Perdón — suelto y lamo lo que le ocasionaba problema al conductor.
— ¿Qué dijo tu padre al respecto? — su vista está totalmente en la calle.
— Yo... — no puedo decirle la verdad, me matará — nada.
Se ve tan hermoso conduciendo.
— ¿Nada? — su ceño se frunce y voltea a verme solo un segundo — Alesara.
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Atracción
RomanceLa chica con androfobia y con los padres más estrictos del pueblo, seguirá con su vida monótona y con reglas... pero todo cambia cuando lo conoce a él. Alesara seguirá intentando ser la hija perfecta hasta que una catástrofe haga que su curiosidad...