Fate Grand Order: Dragon x Servants

Singularidad F: Fuyuki (Capítulo 3)

"Caster-san, hay una pregunta que quiero hacerte. Hablaste como si conocieses a Saber, sabes cuál es su identidad?"

Sekine no había podido evitar escuchar las palabras del mago de ropajes azulados mientras que subía la roca donde los demás ya habían subido, escuchando la pequeña charla que él había tenido con su compañero quien ya estaba sobre dicha roca. Con curiosidad por su forma de hablar del servant que usaba la espada, realizó aquella pregunta mientras que terminaba de ponerse de pie, para poder quitarse algo de polvo con un par de manotazos al ver que le quedó de subir la roca.

El mago dirigió su mirada hacia ella con una sonrisa zorruna en su rostro, antes de asentir lentamente mientras que daba un par de pasos a un lado, sentándose en la gran roca sobre la que estaban.

"Si, la reconocí. Cualquier espíritu heroico que reciba o sea testigo de su Noble Phantasm reconocería al Rey de los Caballeros."
El hombre habló con un tono de voz algo más suave que el anterior. Sekine incluso se atrevería a decir que parecía sonar abatido, aunque no en gran medida.

Entonces registró el título con el que se refirió a Saber.

"Espera... Rey de los Caballeros... No hablarás de..."
La primera en reaccionar fue su amiga de corto cabello rosado. Mash habló con un tono impactado, apoyando su escudo en el suelo mientras que retrocedía un paso. La joven de cabello rojizo dirigió una nerviosa mirada a Caster, esperando que este negase su creencia sobre la identidad de Saber.

"Si, hablo del rey Arthur Pendragon."
Las palabras cayeron como un balde de agua fría sobre la joven master de cabello rojizo, y un escalofrío bajó por su espalda mientras que movía su mirada. Sus ojos se encontraron con los de su amiga convertida en servant, y ambas pudieron ver preocupación y shock reflejada en los ojos de la otra.

"Hmm... Sin embargo, dijiste que las Lancer pudieron luchar con ella de igual a igual. Crees que si tenemos su ayuda, podríamos ganar?"
Sekine escuchó las palabras de su nuevo compañero, Issei. Su tono no parecía del todo nervioso y su expresión no reflejaba mucha preocupación cuando dirigió su mirada hacia él, notando que parecía más estar pensativo que preocupado.

"Sí, con Lancer y la chica del escudo podrán retener a Saber el tiempo suficiente para que use mi Noble Phantasm. Eso debería poder hacer el trabajo y encargarse de ella."
La respuesta de Caster llamó la atención de la Master novata, quien movió su mirada hacia el servant, quien empezó a caminar hacia ella mientras hablaba con tranquilidad.

"Por cierto rojita, eres la master de la chica con el escudo, no?"
Antes de que alguien pudiese hablar, Caster realizó aquella pregunta con un tono despreocupado mientras que se detenía frente a Sekine. Moviendo su bastón, apoyó su punta en el suelo mientras que ella respondía con un pequeño asentimiento.

Una sonrisa alegre se expandió en el rostro del mago, quien extendió su mano libre en dirección de la joven.

"Entonces, puedo ser tu Servant con un contrato temporal? Sin un Master, mis habilidades estarán limitadas, y con la chica del escudo como tu otro servant, aún si nos separamos de tu compañero podremos compensarnos bien."
Caster habló con un tono amigable y tranquilo. Realizó la pregunta mientras mantenía la mano extendida y dejó que el peso de su cuerpo se apoyase en su bastón con tranquilidad mientras que explicaba el porqué de su decisión manteniendo el tono de voz con el que había realizado el pedido.

Sekine, un poco insegura de que hacer, lo miró por unos segundos. Contempló su mano, antes de dirigir una mirada algo dubitativa hacia Issei. El chico, notando la duda en su mirada, sonrió con diversión.

"Tiene un punto Sekine-san. Será lo mejor. Y cuando lleguemos con Lancer, podré pedirles yo para que se unan a mí."
Escuchando las palabras del adolescente de cabello oscuro, la joven Master finalmente dirigió una última mirada al Servant frente a ella, y sonrió ligeramente antes de tomar su mano. Sintió un pequeño tirón al interior de su cuerpo cuando ambos sacudieron ligeramente sus manos para terminar de firmar el trato.