Singularidad B+: El Imperio de los Lobos (Capítulo 21)

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Con un rugido atronador, lo que sólo podía ser descrito como un gorila masivo cubierto de pelaje rojizo se abalanzó sobre Kagetora, lanzando un golpe de martillo con todo su peso contra la delgada Servant. Con una alegre risa, la mujer se deslizó por debajo de los brazos de su oponente y dejó que destrozase el suelo detrás suya. Apareciendo detrás del gigantesco gorila, sostuvo su arma con ambas manos y saltó en el aire, girando mientras que tiraba de su lanza. El filo se envolvió en relámpagos y se estrelló contra la espalda del extraño animal, más no consiguió rebanarlo a la mitad, únicamente sacándole un rugido de furia mientras causaba que se tambalease.

En el aire Kagetora arqueó su cuerpo mientras que tiraba de su lanza, usando la misma para desviar la embestida de un lagarto de tinta que saltó sobre ella desde el suelo. Usando el impulso generado por el choque entre ambos para retroceder en el aire y girar una vez más, chocando sus pies contra una pared cercana. Desde ese punto, mientras que seguía riendo alegremente, la mujer volvió a saltar.

Envuelta en relámpagos, se estrelló contra el cuello del gorila mientras que éste daba vuelta para encararla. Empalando su carne con una sonrisa en su rostro, saltó y giró el filo de su arma para decapitar al gigantesco animal en un movimiento fluido. La tinta brotó de su interior y manchó las calles y los edificios cercanos, como si la criatura se hubiese convertido en una fuente por un breve instante. Instante que acabó cuando su cuerpo se estrelló pesadamente contra el suelo.

Con su sonrisa todavía presente, y sus ojos llenos de vida y alegría, la Servant giró para saltar sobre otro gorila de masivo tamaño.

"Puta loca."
Jalter, contemplando el despliegue de habilidad y destreza de su compañera, comentó aquello con simpleza en su voz. Mientras lo hacía, balanceó una de sus manos con pereza. Una oleada de flamas se desató desde sus pies, convirtiéndose en un tsunami que arrasó varias edificaciones sin cuidado alguno, destrozando a múltiples monstruos en el proceso.

"Agradece que no es nuestra enemiga."
Escuchó la respuesta de Shyvanna. La sorprendentemente tranquila Berserker se encontraba en esos momentos rodeada de cuerpos destrozados y a medio carbonizar de varios lagartos y un par de tortugas gigantes, cuyos caparazones se encontraban completamente aplastados y resquebrajados.

Viendo cómo más de esos monstruos empezaban a formarse, ambas Servants con control sobre el fuego chasquearon sus lenguas con molestia en simultáneo.

"Ve por el templo, yo me encargaré de que nuestra loca residente no muera."
Con las flamas cubriendo sus garras una vez más y el calor alrededor de su cuerpo incrementando hasta dificultar el identificar los detalles de su persona, Shyvanna habló con su compañera.

"¡No me des órdenes idiota!"
A pesar de la agresiva respuesta, Jalter desenvainó su espada y limpió el camino en dirección del templo con un balancear de la misma, generando un torrente de flamas que arrasó con todo en aquella dirección. No tardó en empezar a correr por el camino carbonizado que creó para sí misma, mientras que la berserker que dejaba atrás se limitaba a poner los ojos en blanco con cierta irritación.

Desde la sima del templo, dos jóvenes contemplaban la masacre que sufrían los monstruos nacidos de la pintura y la destrucción que se realizaba sobre el pueblo pintado con expresiones confundidas en sus rostros.

"No se supone que esos monstruos son... Difíciles de derrotar? Recuerdo que al Doctor le dieron bastante más trabajo."
Una de las dos no pudo evitar preguntar, la joven de corto cabello rubio con un par de cuernos. Contemplando las flamas extenderse y limpiar el camino hacia el templo, sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras que se aferraba a su hacha de guerra con fuerzas.

Fate Grand Order: Dragon x ServantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora