Singularidad C+: La Guerra de 100 Años del Dragón Enloquecido (Capítulo 7)

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En lo profundo de la caverna de cristales azulados, aquella sombra de gran tamaño emitió un gruñido enfadado.

Lo sintió, otra de sus mariposas lunares había sido eliminada. Los hombres lagarto y golems no le molestaba que fuesen eliminados, era capaz de producirlos en masa incluso con sus recursos limitados. Pero sus mariposas eran recursos valiosos. Más valiosos incluso que los Servants a los que tenía acceso.

Y aún así, esos fantasmas de humanos del pasado habían demostrado cierto grado de utilidad. Tal vez no tanto como le hubiera gustado, y la condición bajo la que habían sido invocados por su Master original era un problema mayor del que esperaba. Le costó notarlo inicialmente, pero los efectos le recordaron a los síntomas que muchos humanos decían que padecían al pasar por las primeras etapas de la maldición de los no muertos. Aunque ni siquiera se comparaba.

No le costó mucho deshacerse de ese encantamiento en sí mismo, era una magia que carecía de cualquier nivel de complejidad y era tan simple que hasta diría que fue aburrido. Pero sus compañeros? Algunos valían mas la pena bajo efecto de ese encantamiento. Por otro lado, también le valían más muertos, era un riesgo que se liberasen por su propia cuenta de ese encantamiento.

La sombra se movió entre los cristales mientras pensaba.

Su rostro no tardó en dirigirse en la dirección general donde dos cristales se diferenciaban sorprendentemente del resto.

En una de las paredes de cristal al fondo de la caverna, la figura de un golem se encontraba clavada en la pared.

Un golem dorado, con una silueta humanoide dentro suya.

Bajo el golem, un pequeño pilar de cristal se alzaba. Delgado y fino, era un cristal frágil, algo que se notaba incluso a simple vista.

Y era toda la razón de que la sombra no abandonase aquella caverna donde se encontraba.

Debía proteger al golem y al cristal. Debía proteger su existencia. Debía proteger su vida.

Y para ello, tendría que deshacerse de los posibles peligros. Todos morirían. Todos morirían y así él finalmente podría obtener aquello que le fue negado desde su nacimiento.

Una garra blanquecina se extendió entre los cristales, hasta rozar suavemente con su punta al pequeño y débil cristal a los pies del golem clavado en la pared.

Cuando aquella mariposa cayó de los cielos, todos en el campo de batalla se quedaron paralizados.

Los pocos hombres lagarto y golems que quedaban parecían mirar a su alrededor, buscando el origen del ataque que dio fin a aquella criatura que antes se encontraba en el cielo.

La servant de cabellos morados miraba aquella mariposa en un silencio casi aturdido.

Los servants invocados por Issei, y éste mismo, estaban confundidos debido al repentino ataque. Aunque el Master del grupo agradecía el pequeño descanso, sus músculos le estaban matando.

Finalmente, la Lancer que les había ayudado de un momento a otro no tardó en mostrar una amplia sonrisa confiada en su rostro, para luego asentir rápidamente.

"Así debe ser grandote! Sabía que nos terminarías ayudando!"
La chica casi gritaría con energía y alegría, antes de girar. Su cabeza dirigiéndose hacia la ubicación en donde sabía que el caballero de armadura dorada estaría.  En la distancia, pudo ver su figura acercándose mientras que parecía extender su brazo, preparando otra de esas lanzas.

O eso parecía, sin embargo, la cantidad de relámpagos que brotaban desde la figura del caballero que caminaba en dirección del grupo era tal que incluso con la distancia de varias decenas (tal vez incluso llegando a un par de cientos) de metros, se podía notar los rayos y su luz dorada.

Fate Grand Order: Dragon x ServantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora