Fate Grand Order: Dragon x Servants

Singularidad B+: El Imperio de los Lobos (Capítulo 36)

[DIVINING DIVINE BALANCE BREAKER: SCALE MAIL]

Cuando una de las garras plateadas atravesó la cortina de nieve y trató de rasgar el rostro de Esdeath, la mujer se limitó a inclinar ligeramente su torso a un lado. La garra únicamente alcanzó a rasgar algunos de sus cabellos mientras que múltiples estacas de hielo brotaban desde detrás suya, obligando al yokai y al Lancer que trataron de atacarla por la espalda a retroceder de un salto y alejarse uno hacia el interior de la fortaleza y el otro hacia el campo exterior.

Ella simplemente se rio con diversión mientras que empujaba su espada en un tajo ascendente, viendo cómo el joven con la armadura movía una de sus alas y la usaba de escudo. Lo contemplo retroceder un paso por el choque, pero para su sorpresa y placer, no fue eliminado ante el impacto.

"Eso está mejor."
Habló justo antes de levantar su mano libre. Sus dedos se cerraron alrededor de un disco metálico con un borde rojizo, que no tardó en identificar como un escudo. Sintió su brazo ligeramente entumecido por el golpe, algo que consideró notable si era honesta.

"Eso... No suele pasar."
Al escuchar la voz de un hombre, su mirada se movió para contemplar a quien habló. Sonrió al verlo desarmado, y no le costó intuir que fue él quien lo había lanzado.

"Te lo devuelvo."
Esdeath declaró con simpleza. Otro ligero movimiento de sus piernas generó una masiva expansión de hielo que aplastó y empujó al yokai y al joven con la armadura blanca, estampando a ambos contra el concreto de la fortaleza y alejándolos de ella.

Empujando su brazo, arrojó el escudo como si fuese un disco en contra del hombre que lo lanzó contra ella antes de saltar para pasar por encima de una lanza que trató de empalarla desde un lado. Como si estuviese en una danza, giró en el aire y alzó su espada. Apuntando con la misma hacia el suelo, sonrió al preparar un ataque descendente.

Sin embargo, sólo encontró la sonrisa del Lancer cuando el mismo saltó para retroceder rápidamente. Esdeath apenas tuvo un segundo para sentir el intenso calor que repentinamente se formó debajo de ella, antes de que su figura se viese envuelta en un geiser de llamas que explotó derritiendo la roca y la nieve por igual.

"Le dimos...?"
La voz de Leone sonaba incrédula. La Assassin seguía paralizada en su lugar, temblando ligeramente mientras que se veía incapaz de moverse. Sus pies parecían clavados al suelo, y sus brazos caían inertes a ambos lados de su cuerpo.

La reacción instintiva de un animal que se encontraba ante un Apex Predator, no podía evitarlo.

"No. La tormenta no se dispersó."
Steve habló con un tono algo dolido en su voz. Su escudo había vuelto una vez más a su brazo, y se podía ver cómo sobaba su pecho con su mano libre. No había podido bloquear el golpe anterior y aún sentía el dolor en sus costillas por el impacto del mismo.

"Oh! Finalmente alguien que usa fuego! Esto empieza a ser realmente interesante!"
El fuego que derretía la nieve y la roca sin piedad alguna fue repentinamente ahogado, sofocado por una incesante oleada de dagas de hielo que lo dispersaron completamente y salieron volando en contra de los Servants.

Jalter respondió a la ofensiva con una muralla de llamas que se alzó delante de todas, derritiendo las dagas y evitando que las mismas siquiera los tocasen. Sin embargo, la muralla de flamas de la bruja fue rebanada en dos por el congelado filo de un estoque, revelando la sonriente figura de Esdeath que se movía entre las llamas y la nieve con toda la calma del mundo, como si el campo de batalla estuviera en su completo control.

"Incluso Night Raid está acá? Dime, vinieron Akame o Tatsumi también? Me encantaría poder tener una revancha en condiciones!"
Con su mirada finalmente notando la presencia de la mujer de rasgos felinos, la sonrisa de Esdeath creció con expectación mientras que el filo de su arma se alzaba. El frío viento de la tormenta azotó a todos los presentes, mientras que las constantes ventiscas y la nieve que revoloteaba por todo el lugar nublaban ligeramente la vista de la mujer, dejándola sólo como una silueta diluida de alguien preparado para luchar.