Capítulo 4

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Andrea

No se cuánto tiempo me quede aquí sentada mirando a la nada, hasta que escucho personas hablando y a alguien gritando que lo suelten.

Me levanto de inmediato y me escondo más, cuando veo a dos hombres arrastrando a la fuerza a otro mientras lo meten en el baúl de un auto negro.

Suena un teléfono y el más fuerte lo coge y empieza a decir que ya tiene al principito que falta el otro para que se puedan ir.

Después de hablar se marchan y no sé por qué se me pasa por la mente acercarme al auto, pero desecho ese pensamiento y camino a paso apresurado, pero me detengo cuando.

<<Enserio te vas a ir y no vas a ayudar>>

<<Estas loca o que. Quieres que nos maten>>

<<Se fueron a buscar a no sé quien>>

Enserio voy a hacer esto, Diosito ayúdame.

Me devuelvo corriendo y no puedo creer que me la de en super heroína o no sé qué. Ni siquiera sé cómo voy abrir el auto.

Cuando llego al auto no se si es una señal de que estoy haciendo bien pero cuando intento abrir una puerta sede, y me doy cuenta de que no le pusieron seguro.

Me aproximo a la parte trasera y me quedo paralizada cuando veo madamas y nada menos que Gian Lombardo mirándome como si me quisiera matar, pero su mirada cambia cuando me ve, tal vez pensó que era uno de los matones o lo que sean esos tipos.

<<Te vas a quedar hay parada o lo vas a ayudar>>

Gracias a mi conciencia pude reaccionar y acercarme, lo primero que hice fue quitarle un pañuelo que tenía en la boca y lo primero que dijo no me agrado para nada.

- ¿Quieres que te maten o qué?- me dice con una voz ronca y tan varonil que me hizo estremecer.

Lo ignore por completo y le quite las cuerdas con la que lo tenían amarrado en los pies y manos.

Ya libre se bajó del auto y escuche a uno de los hombres que habían secuestrado a Gian gritando desde lejos que quien era y que hacía ahí mientras venia corriendo en mi dirección.

Me quedé pasmada hasta que sentí una mano entrelazando sus dedos con los míos y tiraba de mi para empezar a correr por el estacionamiento y salir hacia la calle para seguir corriendo.

Miré un momento hacia atrás mientras seguíamos corriendo y vi que seguían persiguiéndonos y no era uno, eran dos y después cuatro.

- Oy... oye son más y siguen atrás de nosotros - hable con dificultad, pero no dijo nada, apretó mi mano y continúo corriendo.

Llegamos a un callejón oscuro y nos pegó a una pared detrás de una escalera y me acerco hacia él.

Escuché que los hombres venían corriendo y me estaba poniendo demasiada nerviosa que empecé a pegarle diciendo que no tenía que meterme en esto.

Escuchaba los pasos cada vez más cerca y me ponía más histérica.

-¡Me van a matar por tu culpa! - le grite - No sé porque me metí en esto.

- Nadie te pidió que me salvaras y ya cállate que me tienes harto con tanta quejadera -.

Enserio me había dicho eso después de haberlo ayudado.

- Pues me callo cuando yo quier...- Ya no pude decir nada porque me agarro por la nuca y me pego hacia él y en un movimiento rápido los labios de Gian estaban sobre los míos moviéndose desenfrenadamente que me salió un gemido involuntario por la sorpresa. Estaba tan comprendida que me quedé estática por unos segundos hasta que se lo devolví con el mismo desenfreno que él lo estaba haciendo y lo estaba disfrutando.

Il Casino Che SiamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora