Capítulo 47

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Gian

Nunca creí que me vería cumpliendo los caprichos a una mujer que no fuera mi hija sin importar que, y aquí estoy caminando hacia la playa que esta cerca del hotel con Andrea a las dos de la mañana, solo porque quería bajar a dormir aquí.

Si que está loca, ¿quien en su sano juicio prefiere dormir al aire libre que en una cama bien cómoda? Pues mi mujer.

Lo primero es que me veo ridículo con una manta para el frio y una almohada en las manos, mientras que Andrea esta subida sobre mi espalda, ya que la señorita no quiere caminar porque está "cansada" creo yo que si está cansada lo lógico sería querer quedarse acostada en el hotel, pero no.

Ni Sofia se atrevió a tanto.

—Gian camina mas despacio que se me caerá la comida y me voy a molestar mucho— La otra cosa es que trae una cesta de comida como si fuéramos a hacer un picnic, pero me ha dicho que no me dará porque es poca comida para ella sola cuando en realidad parece que trajo comida para una multitud.

—Si camino lento nunca vamos a llegar, así que te aguantas.

—Estúpido.

—Te escuche.

—Nunca vamos a llegar por su culpa, lo único que hace bien es ser buen padre y el sexo, pero después...

Se hace la que esta hablando sola y habla fuerte para que la escuche, pero no le hago caso, ha tenido unos cambios de humor últimamente que me tienen de vuelta y media; su rutina es llorar por todo, enojarse por todo, ponerse caliente por todo que de eso no me quejo y tener hambre por todo, para mí que está quedando loca.

¿Debo tener el número del manicomio a mano?

Por supuesto

¿Comprar una camisa de fuerza?

Anotado

¿Mantener una puerta abierta por si tengo que salir corriendo?

Que no se me olvide.

—Gian Lombardo te estoy hablando — Dice —¿Estás pensando en otra mujer? — Cuestiona enojada — Ni me respondas, ya se que no porque solo tienes ojos para mí, pero camina más rápido que ya quiero comer.

Niego con la cabeza acelerando El Paso, creo que el que va a acabar loco voy a ser yo.

—Mejor déjame bajarme, necesito que no estés cansado para lo que vamos a hacer— dice mientras se baja. No puedo evitar la sonrisa que se plasma en mis labios.

—¿Qué vamos a hacer? — La intriga me mata, me sospecho lo que es, pero me gusta cuando ella toma la iniciativa soltando las ideas locas que se me vienen a la cabeza.

—Vas a sudar mucho—Dice.

Mi cerebro se pone creativo con las imágenes de ella sobre mi que, para mi buena suerte son increíbles.

—Vas a gruñir muy fuerte — rodea mi cuello con una mano para dejarme a su altura y hablarme al odio— Vamos...

—Ajá— Con tan solo hablarme al oído me la pone dura.

—Jugaremos a las luchitas­ — Se ríe y se va corriendo hacia las tumbonas que están cerca de la orilla, no sin antes golpearme detrás de la cabeza con la mano.

Parece una cría, no era así cuando la conocí, creo que voy a exigirle el divorcio, aunque al momento de la firma le ruegue que no me deje.

—No vamos a hacer eso — Le digo — Vamos a hacer otra cosa.

Il Casino Che SiamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora