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C O N T E N I D O +18
<recomienda discreción>
Amelie Jones de Colón.
Mi respiración más pesada que nunca, mis ojos cerrados tratando de recuperar las fuerzas, el placer que solo él me sabe dar es único, me siento tan relajada, mi cuerpo siendo azotado por la suave brisa que entra, siento su mano recorrer con cuidado el valle que hay entre mis pechos, puedo abrir los ojos y lo primero que veo es su rostro brilloso por una fina capa de sudor, que adorna su rostro, sus ojos miel ardiendo en deseo.
— ¿Estás bien? ¿Te dañé? — pregunto mientras acariciaba con las yemas de sus dedos uno de mis pechos.
— Me siento perfecta, solo estoy muy relajada.
— Te gustó el placer que puedo causar en ti.
— Me ha encantado. — sonreí.
— Eso es solo el inicio.
— ¿Cómo que solo el inicio? — pregunté con asombro mientras el seguí acariciando mi cuerpo desnudo.
— No pensarás que eso es todo. — respondió mientras una perfecta sonrisa surco sobre sus labios, hay diversión en su rostro.
— ¿En verdad aun tienes fuerzas para seguir?
—Amelie tenerte para mí solo es lo mejor que pude haber deseado, no sabes cómo guardé mis ganas para cuando volviera a verte.
Dicho eso se acercó de nuevo, se posicionó arriba mí, sus ojos siendo mi mayor perdición, su bella sonrisa siendo todo lo que está bien. —
— Te lo he dicho esta noche será corta para todo lo que haremos.
Su rostro se hundió entre mi cuello, con su nariz comenzaba a rozar esta zona tan erógena en mí, después comenzó a dejar suaves lametones, mis ojos los cerré disfrutando de cada uno de sus movimientos, sus manos tan traviesas como siempre una rozando mi seno, mientras que la otra la mantenía firme en mi cadera.
— Christopher... ¿cómo es posible... que aun... tengas fuerza para seguir? — con dificultad comencé a hablar.
— Tengo la fuerza porque follarte es todo lo que necesito. — beso con salvajismo mi cuello. — Porque añoraba esto. — su mano la bajo a mi vulva — Porque soñaba con escucharte gemir mi nombre y solo el mío. — metió dos de sus dedos en mí. La posesión que hay en su voz me está haciendo mojar y excitar más de lo que me gustaría admitir.
Desconocía por completo esta faceta de Christopher esta posesión que desprende, pero me gusta, me gusta su posesividad, el cómo ya no quiere compartirme con nadie, porque sabe tan bien como yo que ahora solo le pertenezco a él.
— Voy a enseñarte cuanto placer te puedo causar, esta excursión por el arte se acaba de convertir en una excursión por el kamasutra. — subió de mi cuello y con euforia comenzó a besarme.
