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Señor Vélez como es posible que usted me haga sentir así.
Cada sensación en mi cuerpo, como mi respiración comienza a volverse irregular, como todo dentro de mi comienza a reaccionar, como con tan solo una mirada es capaz de hacerme sentir un millón de cosas.
—Vélez tan solo no molestes iré a ponerme algo, ¿comprendes?
— Como quieras aquí te espero no me moveré para nada, aunque sigo pensando que con el pijama te vez mejor.
Después de escuchar su gran comentario me levante del sofá y camine a mi habitación para ponerme algo de ropa, me coloque un vestido floreado que hacia tiempo no usaba, este era algo holgado y bastante cómodo.
Salí de la habitación lo más rápido que pude, y me encontré con una muy linda escena entre Christopher y Bailey. En automático mori de amor.
— No sabia que te gustaran los perros, y mucho menos después de lo que me has dicho llegando —dije acercándome y tomando asiento frente a él
— Me gustan y mucho cuando era pequeño tenia varios
— ¿A que debo el gran honor de que me este visitando?
— Acaso no puedo venir a visitar a una amiga como usted
— ¿Amiga?, jamás creí que ya me considerará una amiga
— Aveces doy sorpresas
— Creí que usted había dicho que no volvia a buscar a una mujer más de dos veces y lamentó informarle pero ya me ha buscado más de dos veces
— Veo que aun lo recuerda
— Claro que lo recuerdo, igual como recuerdo que le dije que no me parecía que usara a las mujeres y después las desechara como basura
— Bueno ya que estamos hablando del pasado yo recuerdo que usted dijo que jamás se aburria del mismo postre, pero le recuerdo que ya probo cierta variedad — Fue ese momento donde dio su golpe bajo además de tener una pequeña sonrisa a boca cerrada en el rostro
Responderle no sabía que, me acababa de quedar muda.
— Amelie te ha gustado cambiar tu pastel de chocolate por uno de vainilla
— No pienso responder eso — Dije sintiendo la sangre correr a mis mejillas, además de sentir mi cara arder.
El simple hecho de recordar un poco lo que he vivido con el señor Vélez me hizo enrojecer de eso no tengo duda.
— Que linda te ves sonrojada
— Christopher ¿Que haces aquí?
— Vengo a visitarte poder hablar, tal vez jugar un poco, cumplir alguna de esas fantasías locas que seguro corren por tu cabecita
Si ya estaba sonrojada antes con esto si que parecería un tomate. Él decidió cambiarse de sofá y sentarse junto a mí.
— Necesito que me digas que me haz hecho porque últimamente no dejo de pensar en ti, además ayer por la noche te fuiste dejándome con ganas de más desde aquel beso
