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Christopher Vélez.

Puedo estirar mi brazo y tactar su cuerpo desnudo, me volteo y ahí puedo verla, durmiendo con plácidez, sus labios un poco entre abiertos dejando salir su cálido aliento.

La noche en verdad fue corta para todo lo que hicimos, después de terminar en la cama, tuvimos otro encuentro por la ducha. Mi cuerpo la necesitaba tanto como el de ella.

No voy a negar que le dije más de una vez un "te amo", y no obtuve la misma respuesta por su parte no voy a decir que me dolió porque claro está que aún se está acostumbrado y no pienso presionarla para que me lo diga, unas simples palabras no deberían ser tan importantes.

Me levanto para ir al baño y mi clásica erección mañanera está ahí, entro al baño y comienzo a cepillarme los dientes, veo mi reflejo, me miró y me siento diferente, el cansancio que estaba en mí ya no está, mi cuerpo lo siento menos tenso, mucho más relajado.

Al igual que también veo unas pequeñas marcas entre rojas y violetas por mi pecho y otra en el lado izquierdo de mi cuello, una sonrisa estúpida adorna mi rostro, Amelie no solo mostró su lado más sumiso sino también me mostró su lado más salvaje el como ella también puede marcar territorio como yo.

Salgo del baño dirigiéndome de nuevo a la cama pienso despertarla de la manera más erótica que pueda existir, puede que ahora crean que soy un adicto al sexo pero créanme que no es así, solo quiero aprovechar cada momento con ella a mi lado por qué sé que solo estaremos juntos este fin de semana y después ella volverá a su vida aburrida con el infiel de su esposo y yo a estar pegado a papeles en la oficina.

Levantó la sábana que cubre su cuerpo desnudo y comenzó a entrar besando con sutileza sus piernas, comienzo a pasar mi lengua sobre su pierna y puedo sentir el suave sabor de jabón en su piel, separó un poco sus piernas llegando a esa parte de ella que me vuelve loco, comencé besando con dulzura y sutileza aquella parte de su ser.

Amelie dejo salir un pequeño gemido, con mi mano separé un poco dejándome apreciar un poco de su anatomía no dude ni un segundo en pasar mi lengua por su coño, la calidez inundó mi boca junto con la humedad que poco a poco se está formando.

— Que forma.... mmmm.... de des... despertar — su voz entrecortada es lo mejor que puedo escuchar.

Amelie separa más sus piernas dándome un libre acceso a su coño que ya comienza a humedecerse, quitó por completo la sábana y puedo ver su rostro, sus labios apretados tratando de reprimir sus gemidos.

— Pequeña gatita no te reprimas, gime alto, déjame escuchar tu melodíosa voz diciendo mi nombre.

Con mi lengua embesti sobre su apretado coño, un gemido sonoro salió de sus labios.

Ahhh.... mmmm Christopher...creo que mmmm... voy a terminar.... Amo.

— Lo sé gatita mía, dame todo tu dulce néctar.

Su cuerpo se tenso un poco indicándome que su cuerpo llegaría al éxtasis que tanto me gustaba, mis manos amasaron sus senos y en un fuerte gemido Amelie llegó al éxtasis dándome todo aquél dulce néctar yo por mi parte chupe todo lo que de ella salía, no hay nada más en este mundo que ame más que esto, ella es adictiva y su néctar no sabe mal al contrario sabe rico y un poco dulce.

Antes de retirarme por completo de ella, comencé a succionar con fervor dejando algo rojo encima de su vulva, solo era un hermoso recordatorio de que yo también soy igual o peor de posesivo.

Subí por su cuerpo, al tener mi rostro sobre el suyo ella me regaló una sonrisa que con gusto devolví, se levantó un poco para dejar un beso sobre mis labios, no fue un beso lujurioso o húmedo fue más un beso tierno, rozando y probando nuestros labios pero con sensualismo y despacio disfrutando de cada roce que teníamos.

Sexo 𝑠𝑖𝑛 𝐏𝐈𝐄𝐃𝐀𝐃  |Christopher Vélez| +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora