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Amelie Jones.

Me preocupa saber de qué quiere hablar mi madre, es raro que esto pasé, aunque tal vez su llegada sea oportuna ya que al fin podré confesarle mi secreto, no se que tan bien se lo pueda tomar, ella escogió mi matrimonio, ella eligió a Erick como hombre ideal para mí, y aunque trate de complacerla, el amor llegó a mí en el momento menos esperado y no pienso dejarlo ir.

— ¿Segura que todo está bien?— pregunto Christopher mientras acariciaba el dorso de mi mano izquierda. — desde la llamada de tu mamá estás muy pensativa.

— No voy a mentir me asusta saber a qué puede venir, dijo que es un tema importante y que tenemos que hablarlo cara a cara. ¿Qué pasa si ella lo sabe?

— No pasará nada, además creo que es hora de que no lo escondas.

— En eso tienes razón, pienso en decirle, pero no sé cuál pueda ser su reacción. — dije mientras nuestros ojos estan conectados. — Ella escogió a Erick como el hombre ideal para mí, no quiero tener una pelea con ella, es mi madre y me importa su opinión y lo que pueda llegar a pensar.

— Por más que sea tu madre no tuvo derecho de casarte con alguien a quien no amabas, esta es una de las consecuencias cuando casas a alguien contra su voluntad que algún día se enamoré de alguien.

— Tienes razón.

— Deja de pensar y mejor disfrutemos lo poco que nos queda juntos.

Dejamos atrás las montañas y comenzamos a adentrarnos en la ciudad, los grandes edificios iluminados nos dan la bienvenida.

Las calles comencé a conocerlas y sabía que no faltaba mucho para llegar a casa.

— Me pregunto cuál será la reacción de Erick cuando se de cuenta que su pequeño y dulce angelito lleva marcas en el cuerpo, marcas hechas a base de la lujuria.

— ¿Por qué lo has hecho?

— Por que eres mía, gatita.

— No era necesario que lo hiciera hoy.

— Solo no quería que el pudiera tener tu cuerpo hoy.

— Eres un posesivo.

— No lo niego.

Christopher en un acto veloz me ayudó a posicionarme sobre su regazo, sus manos acariciando y apretando mis glúteos, sus labios dándome placer de la mejor manera, de forma erogena y lenta deja besos húmedos en mi cuello ya que sabe cuánto me mata está acción, mi respiración comienza a acelerarse, sus manos me mueven sobre su regazo y siento el roce de su entrepierna con mi zona.

Quiero gemir, soltar un gemido sonoro por el calor que comienza a crear Christopher con sus besos húmedos, pero se que no debo hacerlo, Oliver y James estan enfrente, tan solo un vidrio nos divide pero se que podrán escucharme, debo controlar ese impulso.

Mis manos las paso de su cuello a su cabello, mi boca la bajo hasta dejarla cerca de su cuello donde no me reprimo más y dejo salir un débil gemido de placer, el cual es amortiguado porque me muerdo el labio y escondí mi boca cerca del cuello de Christopher.

— Déjame escucharte. — dijo Christopher con voz entrecortada.

— No puedo, debemos parar estoy por llegar a casa.

— Lo sé pero déjame escuchar tus melodiosos gemidos para recordarlos hasta la próxima vez que nos veamos.

— No puedo... esta el seño... or  Oliver y James.

— Que se vayan al carajo, debería darte igual.

Dejo de hablar para volver a hundir su cabeza en mi cuello, para volver a besar esa parte de mi ser.

Sexo 𝑠𝑖𝑛 𝐏𝐈𝐄𝐃𝐀𝐃  |Christopher Vélez| +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora