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capítulo largo.
Se recomienda discreción —

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C O N T E N I D O +18

Christopher Vélez

La sonrisa de Amelie ante mis ojos es lo mejor que puedo ver, nuestras manos están entrelazadas sobre la mesa, yo observó a detalle a Amelie quitando el sonido de su voz y solo perdiéndome en ella.

Sus ojos brillan, no de deseo sino de ilusión, sus labios me hipnotizan de la mejor forma, insonorizando mi alrededor, se que habla por como sus labios se mueven pero tan solo me puedo perder en sus ojos, en sus labios y en las fantasías que ahora me pasan por la cabeza.

Amelie es todo lo que necesitó y con ese color carmín en los labios me tienta tanto, me estoy conteniendo para lo tomarla y poseerla en este mismo instante, ella saca lo peor de mi, nunca quise mostrarle está faceta mía pero ahora me da igual, además se que le gusta, Amelie muy en el fondo tiene esas ganas del masoquismo, que alguien la posea como yo lo hago.

Tengo tantos planes para nuestra última noche en este lugar, el armario aún tiene mucho para dar y se que le gustará que la posea de la forma más deliciosa que alguien la haya tomado antes y me encargaré de que me recuerde hasta nuestro próximo encuentro.

— ¿Christopher? — su voz me saco de mis fantasías. — ¿Me estás prestando atención?

— Con honestidad no.— me sinceré mostrando una sonrisa.

—¿Me estás diciendo que llevo hablando con solo tú presencia?— su entrecejo se hundió en señal de molestia, pero su voz la traicionó descubriendo que finjia su molestia.

— Mejor dejemos de hablar y comencemos con la acción de está noche.— con mi mano aún entrelazando la suya me levanté.

—¿Acción?

— No pensarás que podrás irte y no me despediré de ti como se merece, pienso hacerte mia hasta que te desmayes posiblemente.— la sorpresa en su cara fue visible ante mis últimas palabras.

— Claro por eso antes me pondré a rezar para poder seguirte el paso.

Su cara, la forma en que lo dice, inocencia, eso es lo que me trasmitió en ese momento, con una sonrisa en los labios respondí:

— Mi pequeña gatita, me encanta tu inocencia, ahora te enseñaré lo que es rezar.

Sin decir más ella se levantó siguiéndome el paso, no pude esperar más, me detuve y ella frenó igual, volteé y me lancé con desespero en busca de sus labios, aquellos que me vuelven locos, aquellos que están en todas y cada una de mis fantasías.

Sexo 𝑠𝑖𝑛 𝐏𝐈𝐄𝐃𝐀𝐃  |Christopher Vélez| +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora