Plegaria Número 34

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✧ Recordando ✧

Narrador Omnisciente:

El día para Ocho empezó con el sonido de su alarma, el día y la noche existían en el inframundo, claro que no contaban con la presencia del sol o la luna, pues estaban encerrados, sin embargo sabían que parte del día era por la luz que entraba al inframundo, cuando era de día entraba un poco de luz alumbrando al inframundo de una paleta de rojos intensos, haciendo que incluso la temperatura subiera, mientras que en la noche, al disminuir la luz y la temperatura, el brillo y las luces que proyectaban la flora del infierno era protagonista en la noche, proyectando un lindo paisaje. 

Aquella mañana Ocho se levanto con pesar, tras estirarse fue directo a su baño para tirarse un poco de agua en el rostro, la cual por cierto estaba algo tibia, hizo su rutina de todas las mañanas, sin embargo antes de salir, tomo un guante de cuero, poniéndoselo en su mano izquierda tapando así un tatuaje bastante peculiar el cual se situaba en esa mano, se trataba de la mitad de una pluma, en cuanto estuvo listo salió de su habitación. 

Camino rumbo a la que era la habitación de los arcángeles caídos que ahora vivían con ellos, nada mas estuvo allí saludo a los ángeles y los llevo a desayunar, estando en el gran comedor del castillo, Ocho miro con atención a la de cabellos rosas, recordando así todas aquellas experiencias que vivieron juntos, tenían que hablar, necesitaban un momento a solas, por lo que espero a que Auron saliera de su oficina, dejaría a Luzu a su cargo. 

Y así lo hizo, llego la tarde y Auron al fin salió de su oficina, por lo que Ocho no perdió su oportunidad, fue corriendo hasta él y le pidió que cuidara a Luzu pues el tenía que hablar con la de cabellos rosas, el moreno termino aceptando a regañadientes, nada mas tuvo luz verde el demonio de tatuajes fue a por la pelirrosa y juntos salieron del castillo. 

Ambos caminaban por lo que eran los jardines del palacio con tranquilidad, pues disfrutaban la compañía del otro - Voy a extrañar esta paz y tranquilidad - Dijo la de ojos morados.

Por lo que Ocho la volteo a ver con curiosidad - ¿Tan mal estará el futuro? -

Nia asintió con la cabeza - Yo no puedo ver el futuro como lo hace Ari, pero soy capaz de prever lo que pasará en el futuro cercano, estoy segura que será un caos, Luzu y yo tuvimos suerte en poder escapar de las garras de Staxx, estoy segura de que en cuanto nos vea y tenga la oportunidad se va a deshacer de nosotros - 

Pronto el demonio la miro con preocupación - ¡No lo voy a permitir! No digas esas cosas, no voy a permitir que te toque un solo cabello - 

La chica de ojos morados sonrió y mientras hablaba descubría su propio brazo izquierdo - Tranquilo, siempre estaré a tu lado, después de todo tenemos una promesa - Dijo mientras enseñaba un tatuaje que tenía, era el mismo que Ocho tenía la mitad de una pluma. 

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Aquella promesa la hicieron poco después de la desaparición de Vegetta, las interacciones entre Ocho y Nia se habían intensificado, por lo que poco a poco se conocían mejor, su confianza crecía haciendo que su relación se volviera cada vez mas fuerte, esa noche Nia bajaba del cielo con un enojo bastante visible, tanto que no midió la fuerza con la que aterrizo en la arena de la playa en la que se vería con Ocho.

El demonio sonrió al ver como la chica hablaba entre dientes, sabía que estaba tirando pestes de sus compañeros o hasta de los mismos Dioses, por lo que espero a que se calmara un poco y se acerco a ella - ¿Terminaste? ¿Qué paso? - 

La chica lo miro con el ceño fruncido y procedió a sentarse en una gran piedra que estaba cerca de la orilla del mar - Le pedí a los dioses que me tomaran en cuenta como ángel especial como lo era Vegetta - Pronto se cruzo de brazos y continuo - Ellos dijeron que era imposible que solo era una sádica que solo sirve para quitarles del camino a demonios que les causan problemas -

Ángeles & Demonios || Luzuplay ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora