Pecado Número 57

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✧ Nos vamos ✧

Narrador Omnisciente:

La noche estaba en su máximo punto, los demonios corrompidos recorrían las calles en busca de humanos que poseer y por más extraño que pareciera todo estaba tan silencioso, silencio que no duró mucho en cierta casa, pues la puerta principal estaba siendo tocada con insistencia, el dueño de dicha casa se acercó hasta la puerta con pesar, notando la presencia de la persona detrás de la puerta, soltó una pequeña sonrisa, la cual cambio después de un suspiro pues seguro que aquel Ángel tendría hambre y caprichos ahora que había vuelto a casa.

Aquel sacerdote abrió la puerta – Imantado ¿Por qué tanta insistencia? ¿No se supone que ibas a quedarte más tiempo en el cielo? – Sin embargo, nada más dijo eso sintió como un cuerpo caía sobre él, por suerte pudo tomarlo antes de que esté cayera al suelo por completo.

Fue entonces que Deqiuv se dio cuenta de la situación en la que se encontraba su compañero – ¡Imantado! – Dijo sacudiendolo un poquito esperando que el Ángel no estuviera del todo inconciente y le contara que estaba pasando ¿Un demonio le habría hecho eso?

El pequeño Ángel abrió el único ojo que tenía sano con pesadez, sonrió al enfocar el rostro de su amado sacerdote, quiso decir algo pero en vez de palabras salió un poco de sangre, tenía que esforzarse y decirle lo que estaba pasando antes de desmayarse pues no había tiempo.

Imantado tomo una respiración profunda como pudo y al fin encontró su voz – Dequi.... Tenemos... Que irnos... Ahora – Eso fue lo único que pudo decir, no pudo dar explicaciones pues termino inconciente.

Deqiuv no entendía del todo que diablos estaba pasando ¿Irse? ¿Qué tipo de problemas estaban pasando? Hace tiempo que no había visto ángeles entre los humanos, sin embargo, el número de demonios en la tierra aumentaba cada vez, cargo con cuidado a Imantado y lo dejo sobre su cama, para después tratar de curar las heridas que tenía el pequeño, sabía que los ángeles y los demonios podían curar sus heridas siempre sin importar que tan grave fuera, las únicas que no podían curar por si mismos eran las que venían por alguna arma celestial o por la magia de los mismos demonios.

Tras revisar el cuerpo de Imantado el sacerdote pudo respirar por fin, ninguna de sus heridas había sido hecha por alguna de esas dos opciones, solo heridas normales las cuales desaparecerían la mañana siguiente, por lo que solo lo limpio un poco, puso un par de gasas y vendas para ayudar a su recuperación y por último quiso ponerle un cambio de ropa limpia al ángel, pero cuando empezó a quitar las prendas manchadas de sangre algo cayó de los bolsillos de su pantalón.

Deqiuv entrecerro los ojos, dejo el pantalón de lado y camino hasta donde se había caído lo que sea que Imantado tenía consigo, trago en seco y su respiración se detuvo al acercarse a aquella aparente piedra roja, pues nada más quiso tomarla se dio cuenta de la gran presencia que esa joya tenía, se notaba que contenía un gran poder, tras volver a reaccionar tomo aquella joya con rapidez y la metió en una pequeña caja de madera la cual contendría un poco la presencia de esta piedra roja.

Nada más hizo eso tomo su celular y marco un número, pronto alguien contesto – Soy Deqiuv, necesito un favor – Dijo nada más escucho la otra vez responder.

– Necesito un par de boletos con dirección a Italia – Hubo un momento de silencio, escuchaba respuesta del contrario – ¿Para cuando? Para está misma noche – Ahora entendía un poco las últimas palabras que Imantado le dijo antes de desmayarse, si está piedra era tan poderosa como lo que sintió a tocarla, era peligroso quedarse en ese lugar, tal vez los que le perseguían los encontrarían dónde sea que fueran, pero entre más lejos se fueran más tarde los encontrarían.

Ángeles & Demonios || Luzuplay ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora