Fanfiction de Darth Maul x Lectora
Capítulo catorce: Nunca me dejes ir
RESUMEN DEL CAPÍTULO: Tú y Maul enfrentan las consecuencias del duelo, el agua y la profundidad de su apego mutuo.
CLASIFICACIÓN: Explícita. Este trabajo es estrictamente para mayores de 18 años debido al contenido sexual. MENORES, NO INTERACTÚEN.
NÚMERO DE PALABRAS DEL CAPÍTULO: 7.7k
CONTENIDO/ADVERTENCIAS DE ACTIVACIÓN: Angustia, lesión, dolor, angustia. Temas de muerte y ahogamiento. Mención de sangre.
Capítulo 14
Nunca me dejes irAgua.
Es la constante central de tu vida en el Planeta. Se demora y se escapa de las nubes, fluye y se agita en los ríos. Es esa obstinada e insistente reaparición de tus sueños, el elemento de muchas formas que persiste en obsesionar tanto tu realidad dormida como la despierta. El agua es el sustento que toda vida requiere, busca y orbita. Es de lo que está hecho tu cuerpo, lo que se vierte implacablemente desde el cielo y golpea tu hogar, el bosque, tu piel.
En este momento, que acaba con tu vida, el agua es todo lo que sientes y todo lo que eres.
Pero entonces notas algo más, algo diferente a la fuerza acuática de la vida que te está aplastando hasta la muerte. Es un sentimiento, un género ramificado de desesperación.
Tristeza.
Un encuentro con la muerte tan pronto es una sorpresa, tu vida siempre ha sido tan segura y apartada. Siempre ha parecido tan inevitable, seguir viviendo.
Hasta ahora.
Porque ahora estás aquí, completamente sola bajo las profundidades, en la oscuridad. Has sido arrojada a las aguas despiadadas de la mortalidad, obligad6 a enfrentar el hecho de un cuerpo, de tu cuerpo. Tu cuerpo que puede romperse, marchitarse y ahogarse.
Te das cuenta de que nunca has considerado verdaderamente lo que es morir, cómo se puede sentir dejar de existir. ¿Qué significa dejar de ser? ¿Cómo es ser nada? Parece un hecho tan extraño enfrentar y sufrir tu propia muerte, aunque al final es inevitable para todos. Es surrealista considerar que pronto te van a robar esa vasta y preciada maravilla: ser, vivir. Todo en lo que te has convertido, todo lo que conoces pronto se irá. Se apagó en cuestión de segundos. Asfixiado.
Eso es todo.
La finalidad de todo esto es aterradora, aunque algo maravillosa. Porque es un viaje supremo, uno del que nadie regresa nunca, un sueño del que nadie puede despertar jamás, una empresa más allá de los límites de su cuerpo, su mundo y la galaxia misma. Más allá de todo. Tu corazón aventurero late al son de ese inminente tambor de muerte, tus dedos se mueren de ganas por pasar la primera página y embarcarse en una historia tan épica e inédita.
La mortalidad es una gloriosa pesadilla cósmica, tu desaparición es una oportunidad horrorosa. Y lo que se encuentra fuera de los límites de todo, bueno, seguramente eso es terriblemente, inmensamente grande.
Ya no sientes miedo. No sientes asombro.
No puedes sentir... nada. Todo lo que puedes sentir es el suave zumbido en tu cráneo, el dolor que había ahora se convierte en una vibración rítmica y relajante. El escozor violento que sube por tu brazo es usurpado por el entumecimiento, el dolor agudo en tu pecho es vencido por la paz, hasta que ya no duele más. Hasta que ya nada duela.
Dicha.
Eres consciente pero inconsciente al mismo tiempo, y mientras deambulas por la línea entre la vida y la muerte, una imagen sorprendente surge en tu mente.