Aquel que siente miedo no se convierte en cobarde, solo en humano, pero solo quien lo tenga y sigue a pesar de ello, va a ser el que sea digno de ser nombrado valiente.
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Ke...
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En mi vida jamás he tenido un recuerdo que podría considerar como "tesoro", de hecho, cada vez que intento rebuscar en mi memoria alguno, solo siento cómo, en cada momento de mi existencia, me han lanzado nada más que pura mierda.
Se podría decir que soy un chiche, que soy una de las miles de millones de personas que solo viven para sufrir. Muchos dicen que aquel que sufre y que vive el mayor martirio, si se esfuerza y no se deja consumir por el dolor, siempre saldrá del abismo y terminará en la grandeza, pero ¿será eso cierto? ¿En verdad se puede terminar así? Todos los días lucho, todos los días me esfuerzo y nunca le he visto un final cercano a esto, y con cada día que pasa realmente dudo más que realmente tenga uno. Infortunadamente
Es gracioso, nadie pensaría que un chico de apenas quince años pasara por cosas así, pero desafortunadamente pasa, y el pensar que no soy el único realmente me revuelve el estómago.
Me levanto de la cama, la pesadez en mis ojos es grande, mis párpados se sienten de plomo, pero ¿qué más da? Lo único que puedo hacer por ahora es evadir el infierno. El reloj de mi habitación marca las cuatro treinta de la madrugada, y es que sí, cada día me levanto a estas horas, mi cuerpo cada vez siente más el desgaste y la falta de energía por dormir tan poco, pero ¿qué puedo hacer? Si quiero evitar estos problemas esta es la única forma.
Caminé de forma apagada fuera de mi alcoba, todo el pasillo está en profunda penumbra. Cada vez que salgo y veo esta oscuridad siempre me recuerda a mí mismo, el cómo me siento cada día por dentro y el destino que he cargado desde el día en que nací.
—Buenos días, Keyl—escucho una voz a mis espaldas, me volteo, y enfrente de mí tengo a una de las personas a quien le debo mucho.
—Buenos días... Tania—Tania es mi hermana mayor y a pesar de que ella tiene el cabello negro y largo hasta su cintura, su cara y ojos eran prácticamente los mismos a los míos.
—Será mejor que nos demos prisa, no queremos vivir otro espectáculo—me dijo, esta estrategia de levantarnos tan temprano la propuso ella y en verdad que dio resultados, hemos podido escapar del sufrimiento por varios meses, pero ¿por cuánto tiempo será efectivo? Creo que no quisiera saber esa respuesta.