Aquel que siente miedo no se convierte en cobarde, solo en humano, pero solo quien lo tenga y sigue a pesar de ello, va a ser el que sea digno de ser nombrado valiente.
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Ke...
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Si no fuese por cada enseñanza que les fue aplicada durante casi diez años en aquella Agencia de Inteligencia, toda experiencia vivida recientemente hubiera dejado a ambos al borde del colapso mental.
En el momento en que estos agentes pusieron su armamento en guardia, aquellas bestias se lanzaron a matar. Tanto el rubio como el castaño tenían bien claro que el matarlos resultaba imposible, así que concordaron en que lo único que podían hacer era inhabilitarlas, pero resultaba una tarea de alto nivel.
Por suerte aquellas cosas tenían la fuerza de una persona común y su única ventaja eran aquellas patas arácnidas.
Con tan solo dos o tres disparos de la M-16 o uno del rifle era suficiente como para arrancar una de esas extremidades nefastas, pero el problema de la limitada munición y el número de enemigos era considerable. Sabían que no durarían mucho así, tenían que hallar la forma de darle la vuelta a la situación.
—¡Pero que persistentes son estos hijos de puta!—enfatizó James, retirando el cartucho vacío del rifle y remplazándolo—¡¿Alguna sugerencia?!
—¡Sabes bien lo que tenemos que hacer!—respondió Keyl en pleno combate.
—¡Esperaba otra sugerencia! Bien ¡Pero yo seré la paloma esta vez! ¡¿De acuerdo?!
—¡No es momento de discutir eso! ¡Está bien!—dijo Keyl.
Sin más, ejecutaron una retirada, se desplazaron a toda velocidad por el pequeño pueblo.
Se detuvieron justo en la entrada, se giraron y vieron cómo esas criaturas venían con furia a matar. Esperaron a que estuviesen a una distancia considerable entre el espectro y ellos, entonces ejecutaron su plan.
—Uno...—empezó a contar Keyl—dos... ¡Tres!-exclamó cuando vio que los enemigos estaban en el sitio que quería.
Fue en ese momento que ambos agentes se separaron: Corrieron en direcciones contrarias y en cuanto las criaturas notaron el repentino movimiento, se desorientaron, dándoles tiempo a los dos hombres en tomar ventaja.
En cuanto pudieron reincorporarse, aquellos seres se dividieron en dos grupos, pudiendo seguir a ambos agentes.
Tanto Keyl como James corrían a cada costado del pueblo, justo detrás de las casas, intentando llegar a su objetivo principal.