Capítulo 50: Niebla del Infierno

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   En todos los sentidos, durante sus largos  años de carrera, nunca se imaginó el llegar a tener esta situación: Estar en un mundo desconocido, enfrentarse a monstruos, espectros, hasta una Secta y ahora estaba aquí, en frente de la cosa que inic...

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   En todos los sentidos, durante sus largos años de carrera, nunca se imaginó el llegar a tener esta situación: Estar en un mundo desconocido, enfrentarse a monstruos, espectros, hasta una Secta y ahora estaba aquí, en frente de la cosa que inició todo. Sabía que podría ser la pelea más difícil, no solo de esta misión, sino de toda su vida, pero el perder no era una opción.

   Las nubes negras daban una ambientación fría y deprimente, parecía que llovería y el viento que azotaba el lugar hacía que la situación se tornara más tétrica.

   Su cabello rubio danzaba con elegancia junto con el viento, mirando de forma retadora al Ángel que lo quería ver muerto y devorado por él.

—Se nota que hablar no es lo tuyo, lo que me da a entender la falta de intelecto que tienes—el agente fue el primero en decir algo, retando con cada palabra que salía de su boca.

—Tú... muerto—lo señaló con su horrendo dedo.

—¿Yo?... ¿Muerto?—preguntó incrédulo y sarcástico mientras enmarcaba una ceja.

—Tu... sacrificio... mi... reino... expandir—dijo con su voz rasposa, seguro de sí.

—Ese es tu objetivo—el agente sonrió seguro—pero el mío...—volvió con su semblante serio—es detenerte.

   Comenzó: Keyl desenfundó su pistola con rapidez, descargando con gran velocidad el cartucho de balas, el Ángel se cubrió, algunas balas dieron en su abdomen y otras en su brazo, pero el ataque no le afectaba. El Ángel rugió con furia, lanzó un potente golpe, Keyl se lanzó a un lado, girando en el suelo, el impacto del ataque fue tal, que el suelo terminó con un agujero de gran proporción por el tamaño de la mano del Ángel.

   No se detuvo, a pesar de su gran tamaño, el enemigo del agente era veloz, atacando con numerosos puñetazos, haciendo retroceder a Keyl. El rubio lograba esquivar todos los ataques con volteretas y otras maniobras, sabía que si un solo puñetazo de aquel contrincante acertaba, sería su final.

   El agente vio que se estaban acercando a una de las columnas y en el momento en que estaba a una distancia favorable, corrió a toda prisa hacia ella, el Ángel lo seguía de cerca, el agente saltó y empezó a correr por toda la columna, su enemigo lanzó otro golpe, pero éste terminó estrellándose en la estructura, derribándola como una torre de cartas. Keyl, antes de que el monumento se desplomara, logró llegar hasta cierta altura en el momento justo donde todo se venía abajo, con el rifle apuntando directo al pecho del Ángel.

Niebla del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora