Capítulo 32: Descenso

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—Pe...pe... pero... ¿Cómo?—preguntó James incrédulo ante lo que veía.

—Ya ni siquiera intento buscarle sentido a las cosas que suceden aquí—aportó Keyl.

—Sí, tienes razón—el castaño se relajó.

   Se pararon en la orilla, notando que a aquel precipicio no se le veía fondo, al poner su atención al frente no distinguieron otro lado, solo el cielo grisáceo del momento.

   Se giraron y vieron que el inesperado estruendo había causado que parte del equipo que ambos llevaban terminara esparcido por el suelo.

   Keyl tomó la mini laptop, el medallón que encontraron en aquel pueblo, su pistola y su M-16.

   James recogió la lanzagarfios, el chip de rastreo, su pistola y las dos partes de la reliquia triangular.

   Se dirigieron de nuevo a la orilla del precipicio, estaban en un punto muerto, no tenían una ruta fija, ni una dirección que seguir.

—Qué problema—dijo James-se aceptan sugerencias—se dirigió al rubio.

   Keyl miró a ambos lados del precipicio, soltó un sonoro suspiro antes de responder.

—Esto de seguro será largo, pero no tenemos de otra. Caminaremos por la orilla de este cañón hasta que encontremos cómo bajar.

—No tenemos muchas opciones ¿Verdad?—Keyl negó con la cabeza.

—Iremos por la izquierda, creo que es lo mejor—sugirió el rubio.

—Bien, pero creo que también deberíamos...—Ninguno de los dos se dio cuenta a tiempo, todo paso en menos de lo que dura un relámpago.

   James sintió cómo algo que no podía ver lo tacleaba con fuerza brutal, haciéndolo viajar por los aires hasta que quedó en caída libre por el precipicio. Keyl corrió con furia a su rescate, pero solo logró rozar el brazo de su camarada, logrando únicamente que la pulsera que los guiaba se desprendiera de su muñeca, provocando que cayera por el risco y el agente castaño terminó siendo tragado por las fauces oscuras de aquel abismo.

Niebla del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora