Capítulo 39: Tempestad de la Oscuridad

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   Todo estaba en claridad absoluta en cuanto repasaba cada situación en la cual fueron participantes tanto él como su compañero, todo estaba marchando bien, pero también tenía bien en claro que los planes de sus enemigos iban por el mismo rumbo

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   Todo estaba en claridad absoluta en cuanto repasaba cada situación en la cual fueron participantes tanto él como su compañero, todo estaba marchando bien, pero también tenía bien en claro que los planes de sus enemigos iban por el mismo rumbo.

   Keyl todo el tiempo se mantenía en constante repaso de cada paso que dio y los que le faltaban para completar aquella operación y ponerle fin a esta alocada situación a la que fueron sometidos, o simplemente convertirse en una víctima más de las tantas que por siglos aquella Secta ha tomado como suya.

—Un paso a la vez...—la incertidumbre de lo que podría pasar lo ponían más alerta.

   Sabía que se encontraba en dos posibles futuros: La muerte de ambos o la de sus enemigos.

   Su camino y cálculos mentales fueron echados de lado al ver qué se encontró en la oscura tempestad en el que se vio sumido todo su alrededor, sin saber de dónde provenía, al ser privado de su visión y aferrándose a la tenue luz de su lámpara, pero aquella iluminación murió después de unos segundos, envolviéndolo en la oscuridad de nuevo.

   Se mantuvo estático en su sitio, intentando analizar la situación, cerrar sus ojos, viendo en el único lugar en el cual podía, su mente, intentando darle algún sentido y solución a este nuevo obstáculo.

   De repente escuchó algo a sus espaldas, abrió los ojos de par en par al percibir aquella presencia, giró en la dirección, pero solo negro fue lo que pudo ver.

—Quiero comer, quiero comer, quiero comerte—la gruesa, tétrica y rígida voz retumbó en medio de aquella oscuridad, poniendo al agente en alerta máxima—quiero comerte.

   No sabía si era humano, tampoco si él fue quien hizo que todo fuese cubierto por una pesada negrura, pero eso no era lo importante en esos momentos.

—Esto no puede...—tan solo bastó con pronunciar aquel sonido y sintió cómo un fuerte y contundente golpe impactó su rostro que casi lo hace caer—¡Ah!—gritó ante lo inesperado.

   Se mantuvo firme, quieto y en silencio para analizar todo.

—¡Guíame hacia ti!—exigió aquella voz.

Niebla del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora