Todo se desmoronaba para los que quedaban, el líder de la Secta vio desde una ventana cómo el campo de fuerza era destruido, ya no podía sostener la confianza, ya la preocupación, el sudor se escurría por su cabeza, sabia además que si su protección fue desaparecida, también significaba que otro de sus miembros fue eliminado.
Estuvo meditando todo, ya los dos sacrificios pronto estarán rondando por el castillo y la ventaja que ahora éstos tenían era que ellos conocían ese lugar a la perfección.
Tenían defensas dentro, la efectividad de éstas no era de confianza después de saber todo lo que esos dos agente son capaces de hacer.
Se giró para poder salir de la habitación, pero en ese momento fue tomado de cuerpo completo por una enorme mano, una que parecía estar descomponiéndose y mostrando un color de óxido.
Lo levantó y lo hizo chocar contra la pared, gruñidos se escucharon desde la oscuridad, no estaba para nada contenta.
—Sé que se ve mal, pero todo va estar bien—a esa cosa no le agradó nada, empezó a apretar el cuerpo del hombre—nos... nos diste todo esto, poder, gobernar, una vida sin fin llena de lujos y grandes cosas...—habló de forma ahogada—y te prometo que lo resolveremos, lo haremos o nos puedes matar.
La mano soltó al líder, éste cayó al suelo mientras tosió desenfrenadamente.
—Sus... cabezas.... allí—la voz de ella era tan penetrante que hasta el mismo líder se estremeció.
Ella señaló fuera de la ventana, unas lanzas estaban incrustadas como adorno, pero se podían ver desde cualquier lugar del castillo, ya sea por fuera o por dentro.
—Te prometo que yo mismo seré quien clave sus cabezas en ese lugar como ordenó—le dijo mientras miraba al suelo, esperando que eso fuera todo.
Por suerte para él, ella se fue, dejándolo en un profundo silencio que lo carcomía. Se giró de nuevo hacia la ventana, solo para soltar un potente grito de frustración, salió caminando con la furia recorriendo cada parte de su cuerpo, tomó un cuchillo, caminó por el penumbroso pasillo hasta llegar a otra puerta, la abrió de una sola patada y guindado de los brazos estaba un hombre, tenía síntomas de haber sido torturado, era otro juguete de placer de aquel sujeto.
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Niebla del Infierno
HorrorAquel que siente miedo no se convierte en cobarde, solo en humano, pero solo quien lo tenga y sigue a pesar de ello, va a ser el que sea digno de ser nombrado valiente. 🌀🌀🌀 Ke...