Aquel que siente miedo no se convierte en cobarde, solo en humano, pero solo quien lo tenga y sigue a pesar de ello, va a ser el que sea digno de ser nombrado valiente.
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Ke...
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El camino restante para el agente rubio no fue nada difícil, intuyó que la presencia de su enemigo principal había ahuyentado a todas las criaturas que pretendían asesinarlo, pero no por eso bajó la guardia.
Sus objetivos estaban reflejados en la pantalla de su móvil. Se dirigió al punto que estaba en quietud y sabía que el punto que se movía era James, pero la operación que ambos estaban ejecutando debía ser precisa.
Llegó al sitio indicado, miró a su alrededor y al ver esa área abierta, ella no le indicaba nada, por lo que no siquiera le prestó atención, se dirigió a la enorme esfera que deslumbraba como una estrella, todo el ambiente estaba muy ligero en ese momento, cosa que no había sentido desde que llegó a ese lugar.
Al verla con más detenimiento, supo de inmediato qué era, una sonrisa de satisfacción se dibujó en él.
Dándole de nuevo atención a su objetivo, notó de inmediato que el primer punto estaba a unos cuantos metros de él. Vio que el rastro lo llevaba a los pies de un árbol cerca de la esfera, al acercarse el montículo de tierra que había allí le daba a entender qué hacer.
Empezó a cavar en esa área y poco después encontró lo que buscaba, la pistola de James, la lanzagarfios, el cuchillo, los cartuchos que le quedaban y su radio comunicador. Encontró unas piezas de aspecto singular, no le tomó mucho en adivinar que se trataba de la reliquia faltante. No estaba el arma pesada de su compañero, con un vistazo alrededor del árbol la pudo encontrar con facilidad.
Con todo lo necesario, ya era hora de seguir con la segunda fase de la operación, ya había acabado con lo fácil, lo difícil estaba por venir.
Ya estaba por marcharse, pero en ese momento, sin previo aviso, una especie de enorme ala resbaló por el árbol como si este estuviera hecho de mantequilla, el agente, de la sorpresa, apenas pudo esquivar el ataque saltando hacia atrás, en cuanto se reincorporó una gota de sangre resbalaba por su mejilla, producto de un rasguño por aquel ataque.
Aquella enorme ala arremetió con una forma tan brusca que el árbol término cediendo y cayendo al suelo.
—Debí suponer que no sería fácil—hablaron desde las sombras, una voz tan profunda y pesada que a muchos haría correr.
