Capítulo 15: La Habitación del Juicio

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   Tercera puerta

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   Tercera puerta. Rechinaba de forma abrupta, el temblor que generaba en el canal auditivo era abundante, mas aquellos ruidos y todo lo ya acontecido no eran nada al lado de toda la experiencia que había recolectado durante tantos años antes de llegar a ese lugar. 

   El agente cruzó por la entrada de metal, siempre escuchando con atención si su amigo le indicaba cualquier percance que pudiera surgir que él no pudiera ver.

   Pasó por completo, aquel pasillo era mucho más amplio, completamente iluminado por antorchas, pero extrañamente vacío y sin ningún pasadizo a otras habitaciones en las paredes, solo una puerta al final del corredor.

   Mientras cruzaba, Keyl miraba a todas las direcciones, ya tenían claro que no se debe confiar en nada, no importa que tan inocente se vea.

—James ¿Qué ves?

Ese pasadizo es muy amplio, pero no detecto ningún peligro.

—Voy a avanzar entonces—solo recorrió dos metros más allá hasta que la voz abrupta de James lo detuviera.

—¡Keyl, espera!

—¿Qué sucede?—se detuvo en seco.

Amplié el radio de rastreo de chip, y todo ese lugar está plagado de trampas. Piso, techo, paredes, todo.

   Keyl, ya consciente de su situación, miró la pulsera que cargaba y ésta le indico que tenía que ir a través de aquella dirección. Bajó su brazo, fijó su rostro al cielo y cerró sus ojos. Respiró profundamente, meditando y analizando las circunstancias.

—Bien, creo que no tengo opción.

—¡Keyl, no te atrevas!—reprochó el agente castaño—Debe haber otro camino.

—Tú puedes ver todo antes que yo y si no lograste ver otra ruta, entonces no nos queda de otra.

Solo espera un...

—Corto—sin esperar respuesta Keyl cerró la comunicación, miró con atención hacia el frente, captando todo el recorrido—aquí voy.

   No caminó, no trotó, empezó a correr con toda la velocidad que poseía, sin saber si quiera por dónde saldría el primer obstáculo. Durante la carrera notó un fallo en el suelo, rápidamente se lanzó a un lado girando en el piso, dándose cuenta de que era una puerta trampa con grandes púas en el fondo, pero luego, en donde cayó, la superficie también cedió y rápidamente volvió a saltar, pero esta vez hacia el frente. Desde las paredes de los costados empezaron a salir disparadas grandes púas de metal, brincó atrás apoyando sus manos como si fuesen sus pies, pero luego, más de esas estacas salieron desde el muro de enfrente.

Niebla del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora