Aquel que siente miedo no se convierte en cobarde, solo en humano, pero solo quien lo tenga y sigue a pesar de ello, va a ser el que sea digno de ser nombrado valiente.
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Ke...
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Los pesados pasos de esa colosal bestia hacían temblar el piso por breves segundos, tanto Keyl como James estaban esperando su primer movimiento de ataque de la vestía, en ese momento, mientras el enemigo se acercaba, el agente rubio vio detrás ese monstruo, lo mismo que vio al momento de entrar:
Una guadaña enorme estaba sostenida desde un lado del lugar, la cadena que provocará hacía que se balanceara como un péndulo con furia, haciendo que cualquiera que estuviese en su camino tuviera un horrendo final, pero el seguro que lo sostenía los mantenía a salvo.
Apenas y puso atención a su enemigo de nuevo, vio cómo un enorme puño en forma de martillo venía hacia ellos, Keyl pateó a su amigo para evitar el ataque y de inmediato se lanzó al lado contrario. La fuerza de ese puño hizo que escombros salieran dispersos por todos lados y en cuanto el rubio cayó y dirigió de nuevo su mirada, otro puño venia hacia él, rápidamente tomó la lanzagarfios, logrando lanzarse y evitar esa ofensiva.
El monstruo, al verlo en el aire, lanzó y lo tacleó con su brazo, Keyl se vio forzado a soltar la lanzagarfios. Se sostuvo como pudo de esa extremidad, casi cae, pero logró sostenerse y a pesar de los bruscas movimientos de esa cosa, el agente rubio trepó hasta estar cerca de su cabeza, y con la M-16 y casi a quema ropa disparó, las balas se incrustaron con furia, la bestia lanzó un grito desgarrador, se agitaba con más fuerza, a tal punto que el agente no pudo sostenerse, siendo lanzado por los aires, cayendo en una banca de madera, destruyéndola por completo, el dolor no le permitió moverse por un momento y en cuanto abrió los ojos, la bestia ya se encontraba demasiado cerca con sus manos entrelazadas y alzadas para aplastarlo.
No había forma de esquivarlo, el gigante lo tenía acorralado y a punto de ejecutarlo, pero antes de que fuera asesinado, Keyl vio como que esa enorme cuchilla pasaba por encima de él y taqueaba con furia al gigante. Tanta fue la fuerza, que la cuchilla siguió su camino junto con él, clavándolo con crueldad en la pared. La criatura se removía del dolor, en un desesperado intento de sobrevivir. La sangre bañaba tanto la pared como el piso mientras más se movía, pero poco a poco sus fuerzas se desvanecían y sus movimientos eran cada vez más pasivos, hasta que simplemente terminó clavado muerto en la pared.
