Capítulo 2: La Caza Comienza

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   Los ojos se le nublaban, le tomó cierto tiempo recuperar la conciencia, se sentó despacio al borde de una cama sucia y una vez que estuvo lúcido miró a su alrededor

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   Los ojos se le nublaban, le tomó cierto tiempo recuperar la conciencia, se sentó despacio al borde de una cama sucia y una vez que estuvo lúcido miró a su alrededor.

—¿Qué?—Keyl preguntó al aire—¿Dónde estoy?

   Aún se encontraba cansado, pero consciente. Miró a todos lados, estaba en una habitación, las paredes de madera vieja. Al observase, se fijó que no traía camisa, y tenía parte de su cuerpo vendado.

   Estaba por ponerse de pie, pero de repente la puerta de la recámara empezó abrirse, en alarma buscó en su cinturón, pero no encontró su arma, al volver a mirar hacia la puerta se logró tranquilizar, debido a que había entrado una mujer joven, era de largo cabello castaño, traía en sus manos una pequeña olla con agua y una toalla, pero lo que más le llamó la atención era su ropa, ella traía un vestido de campesino, pero la gente que vivía en el campo vestía con ropa común, pero ella traía puesto un vestido con un delantal y un pañuelo amarrado en su cabeza. Keyl sabía que de esa forma vestían los campesinos antiguos, por alrededor de los años del Imperio Romano a la era de los reyes.

   La mujer al notar que su invitado estaba despierto dejó la olla y la toalla en una mesa del cuarto y se acercó a él.

—Me alegra que despertara—dijo en forma gentil la mujer—Dígame ¿Cómo se encuentra?

   Keyl solo la observaba atento y serio, mientras que aquella chica lo hacía con una sonrisa.

—No tiene que desconfiar de mí—dijo la mujer aún con aquella expresión—no le haremos nada.

   Tras unos segundos más de observación, Keyl habló.

—¿Quién es usted?—preguntó el agente aún con su mirada inexpresiva.

—Oh, claro, mi nombre es Katty, un placer—habló amablemente la chica—¿Puedo saber el suyo?

   Keyl no sabía si contestarle o no, pero sabiendo la situación en la que se encontraba y que según intuyo él, ella lo había ayudado, así que decidió responderle.

—Jaxon... me llamo Keyl Jaxon.

—Un gusto, señor Jaxon.

—Y ¿En dónde estoy?—preguntó Keyl mientras miraba a su alrededor.

Niebla del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora