CAPITULO 03

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TOM

Me aflojo la corbata bruscamente mientras me aviento en la silla de cuero en la cual no me había sentado por una semana, misma semana en la que estuve en California dando vueltas como estúpido, como todas las vacaciones largas desde hace cinco años.

Maneje desde San Diego hasta la ciudad en donde pase un año completo, el mejor año de mi vida.

En este tiempo lo único que he hecho es trabajar, llego al banco a las siete de la mañana, salgo a las ocho de la noche directo a un bar para embriagarme un poco y luego me voy a mi casa en donde casi no duermo y en la mañana otra vez empieza mi rutina, es la misma de siempre desde que regrese a Londres.

No me di cuenta en que momento cerré los ojos pero los abro al escuchar la puerta abrirse.

—¿Por que no aprendes a tocar?— le pregunto al hombre que se acerca a mi escritorio.

—¿No encontraste lo que buscabas?— inquiere sarcástico, se sienta en una de las sillas.

—No estoy para tu sarcasmo Sebastian, yo no buscaba nada.

—Claro, por eso vas todas las vacaciones largas a California y regresas igual o peor de malhumorado que antes— pone una carpeta sobre mi escritorio —La lista de clientes que pueden tener la Preciado tarjeta negra.

—¿Y la lista de la que las usan actualmente?— pregunto tomando la carpeta.

—Puedo tenerla cuando quiera, pero dudo que la use si es para lo que creo que la quieres— lo miro a los ojos.

—Solo es trabajo, cuido mi banco.

—Como digas, por cierto, la universidad de...

—No— lo interrumpí antes de que termine.

—Si— vuelvo a mirarlo a los ojos —Le dije a tu secretaria que mandara el comunicado donde dice que este año vuelves con la conferencia que dabas antes.

—¡¿Por que hiciste eso?!— alzo un poco la voz.

—Tienes que volver a hacer las cosas que hacías antes Tom, si sigues cómo estás jamás progresarás, no tendrás una vida y solo será trabajo.

—Tal vez eso es lo que quiero para mi.

—No, lo que eres ahora no es nada comprado a lo que me decías que querías ser cuando éramos adolescentes.

—Cambie de decisión, soy un adulto ahora, ya pase por un divorcio y...muchas cosas más así que puedo cambiar de decisión.

—Estas mal, eres mi amigo y quiero que salgas de donde estas estancado.

—Y yo lo único que quiero es que me dejes de joder y te largues de mi oficina, y no iré a esa conferencia así que ve tú o busca una solución que no sea yo.

Miro a la puerta cuando está de abre dejando ver a mi secretaría.

—Señor llamaron de la universidad para...

—¿Cuantas veces te he dicho que toques antes de entrar, Ashley?, y no quiero que recibas ninguna llamada de la universidad, de eso se encargará Sebastian— le hablo en un tono golpeado.

—Está bien señor.

—Y yo soy tu jefe así que tienes que consultarme a mi las cosas, la próxima vez que llegue y haya algo que yo no autorice, estarás despedida.

—S...si señor— suelta con voz temblorosa —Con su permiso— sale cerrando la puerta.

Miro a mi amigo el cual me mira fijamente.

Más de media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora