CAPITULO 37

3.5K 278 79
                                    

ANNE

Muevo mi cuerpo al ritmo de Flowers de Miley Cyrus, la canto a todo pulmón a la vez que camino por toda la cocina con el plato de Lu en la mano, terminó de servirle el desayuno y se lo llevo a la mesa en donde ya me está esperando.

Le bajo a la música para que pueda escucharme.

—Waffles listos cariño— ella sonríe —Voy por los míos, espérame, ¿si?

—Sip.

No tardo nada, en segundos ya estamos desayunando juntas.

Al terminar miro la hora en mi celular, se supone que Tom ya debería de haber llegado del viaje, pero no está aquí, al menos Lu no me ha preguntado por él, aunque estoy segura de que no tarda en hacerlo.

Lu se va a su habitación a jugar mientras que yo recojo los platos, los pongo en el fregadero y...

—Buenos días señora— pegó un brinco y suelto un pequeño grito del susto.

Una mujer de unos treinta y tantos años esta de pie junto en la puerta de la cocina, otra de las entradas a la casa. Viste un uniforme tipo Filipina color negro con el cuello y los bordes blancos.

—¿Quien eres?— ella sonríe y deja sobre la isla las bolsas del súper que no me había dado cuenta que traía.

—Soy la empleada doméstica, no había tenido el gusto de conocerla señora Hiddleston, el señor me dio días de descanso, pero dijo que volviera ahora que salió de viaje— me ofrece su mano en forma de saludo —Soy Greta.

—Anne— tomo su mano, luego del saludo rápido ella se pone a acomodar la alacena —Pensé que Tom no tenía empleada.

Y es verdad, ni en California le había conocido una, y se que por obra de magia no mantendría en orden la casa, pero pensé qué tal vez contrataba un servicio un día a la semana para limpiar.

—El señor me contrató, hace cinco años, pero no vengo tanto, el señor Hiddleston es muy independiente, yo solo le lavo y algunas veces le cocino, y limpio la casa— me explica.

—Si, lo se— voy a lavar los platos.

—¡No!, de ahi, yo lo hago— me quita —Es mi trabajo.

—Puedo hacerlo, de verdad— niega.

—Yo estoy para servirle.

—Está bien, ¿y vives lejos?

—Todo queda lejos de aquí, el señor manda a un chofer por mi a la ciudad, en las mañanas— me cuenta —Me gusta trabajar con el, descanso más de que lo hago, pero no le diga.

Rio —Es un secreto.

—¿Necesita que la ayude en algo más?— inquiere al Fermina de lavar los platos.

—No, gracias, iré a ver a mi hija, le dire que baje para que te conozca y no se asuste si te mira por la casa.

—Está bien, aquí estaré.

Salgo de la cocina aún con un poco de sorpresa, no me esperaba a una empleada doméstica, Tom debió de decirme así podría haberme prevenido y no terminaría casi con un infarto.

Antes de ir a la habitación de Lu, voy a la mía para buscar mi celular, como lo supuse, tengo un par de llamadas perdidas, cinco de Tom y como veinte de mi papá, apenas me mudé y ya me ha llamado como mil veces.

Decido regresarle primero la llamada a Tom, tal vez ya venga llegando.

—Hola amor— me aviento a la cama.

—Hola pequeña, ¿cómo están?

—Bien, acabamos de desayunar y conocí a Greta, ¿por que no le dijiste que tenemos empleada doméstica?

Más de media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora