Más de media noche | Tom Hiddleston

CAPITULO 06

ANNE

Muerdo la manzana a a la vez que cambio la página del libro que estoy leyendo, tomo el marca texto y comienzo a leer para poder subrayar los puntos más importantes.

No tengo nada que hacer, mi profesor de historia de la economía no vino así que decidí adelantar una tarea que tengo, ahora estoy sola en la cafetería de la universidad, solo hay unos cuantos compañeros más en otras mesas.

Juls se fue ya que tiene una sesión de fotos para una marca de no se que cosa, se emociona y habla tan rápido que a veces no le entiendo, pero bueno, ella se fue y estoy aquí leyendo sola.

Pongo el separador y cierro el libro ha un poco harta de tanta lectura, creo que es mejor irme, ya no tengo nada que hacer aquí, ag, odio salir temprano y no tener nada que hacer.

Guardo mis cosas en mi bolso, alzo la mirada al terminar y en mi campo de visión aparece el director tomando una caja del bufete de la cafetería.

Se ve relajado, tal vez es su atuendo, tiene puestos unos pantalones de vestir y un suéter tejido color vino, es la primera vez que lo veo tan informal por así decirlo, siempre viene con esos trajes más costosos que una casa.

Sigo observándolo, detallándolo, parece que es como el buen vino, entre más grande más...

Sus ojos se encuentran con los míos y no me queda más que sonreírle ya que se dio cuenta de que lo estoy mirando, Dios, creo que debí ser más disimulada.

Me pongo de pie e instantáneamente camino hasta él.

—Director— digo en forma de saludo.

—Señorita Downey, buenos días— sonrío.

—Buenos días— aprieto la correa de mi bolso.

—¿Ya acabaron sus clases?

—Si, es todo por el día de hoy.

—Es temprano, ¿que hará ahora?

—Pasear por ahí tal vez— miro la caja con ensalada en su mano —No sabía que desayuna aquí.

—Es solo de emergencia, estaba por preparar algo en mi casa cuando me hablaron para una reunión.

—Entiendo, sabe, se me hace un poco raro mirarlo sin traje— alza ambas cejas —Ya sabe, usted siempre tiene puestos esos trajes que le lucen muy bien.

Medio sonríe —¿Me observa señorita Downey?

—A veces— ríe —Es imposible no verlo señor director.

—¿Ah si?

—Claro, es agradable de mirar— no se en que momento comencé a coquetear.

Hace mucho que no lo hacía tan crudamente y el que él no quite su media sonrisa me hace saber que le gusta, es muy raro verlo sonreír.

—Vaya, tenemos la misma opinión de ambos— sonrío.

—¿Le gusta mirarme?

—Nadie la pasaría por alto señorita Downey, una mujer tan inteligente y bella es inevitable de mirar— sus halagos alzan mi ego.

No perdemos el contacto visual en ningún momento, el mantiene esa sonrisa seductora y yo se que puedo hacer doblegar a cualquier con solo mirarlo a los ojos, es un súper poder.

—Fue un placer charlar con usted— casi murmuro.

—Lo mismo digo— muevo un poco la cabeza.

—Nos vemos luego director— asiente y con la cabeza en alto paso por su lado dejándolo solo.