CAPITULO 05

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TOM

Me termino mi cuarto vaso de whiskey y enseguida me sirvo otro, miro el vaso detenidamente pensando en lo mal que estoy, yo no soy así, yo no era así, yo no comenzaba a beber desde las cuatro de la tarde, creo que voy de mal en peor.

Soy un idiota borracho que solo toma para olvidar, y desde el viernes no he dejado de ingerir alcohol, lo único que pensaba mientras estaba dando esa conferencia era en ella, en Anne, en todas las veces que hablamos de las universidades que tenía en mente y esa era una de ellas, ¿a cual entraría al final?, son tantas las dudas que tengo en mente.

Dudas que jamás sabré, pero me consuela un poco el haber hecho todo por su bien.

A veces, cuando me entra la duda y el arrepentimiento pienso que en vez de actuar bien, fui un cobarde, ya ni siquiera se que pensar.

—Tom, los empresarios...— Sebastian mira el vaso en mi mano —Ya estás bebiendo.

—¿Se te pego lo de Ashley?, se toca antes de entrar.

Cierra la puerta —Son las cuatro de la tarde Tom.

—Y en cualquier lugar del mundo las cinco— niega.

—Te voy a internar a un alcohólicos Anónimos sin que te des cuenta, solo llegarán por ti y te llevarán— ruedo los ojos —Aunque te enojes, te estas desgastando, beber mucho es malo.

—No seas exagerado, solo llevo un trago.

—¿Cuando vas a reaccionar?

—Tal vez nunca— dejo el vaso sobre el escritorio y me acomodo en la silla —Dime, ¿que me querías decir?

—Unos empresarios quieren una junta contigo para la inversión de un proyecto, lo revise un poco, es bueno— pienso en lo que acaba de decir.

—Que se haga la junta pasado mañana.

—Okay— mira su reloj —¿Vamos al Mall?

—¿A que?

—A comprar algunas cosas que me hacen falta.

—¿Que te puede hacer falta?

—Quiero comprar un reloj, unos cuantos trajes...

—Tienes un armario gigante, ¿para que necesitas más?

—Mira quien me lo dice, el hombre que su armario es casi del tamaño de mi casa, ya deja de hacer preguntas y vamos.

—Estoy trabajando.

—Estas bebiendo, deja eso, vamos— respiro profundo antes de ponerme de pie y seguir a mi amigo.

Al salir de la oficina me encuentro con Ashley mandando un mensaje, ni siquiera a ele ven los dedos de lo rápido que escribe. Al no tar nuestra presencia deja el celular rápidamente y se pone de pie acomodando la falda gris que es parte del uniforme.

—¿Se le ofrece algo señor?— niego mirando su nariz, esta roja.

—No, saldré con Sebastián y no se si regrese.

—Está bien, que tengan un buen día— vuelve a sentarse.

—¿Estás bien dulzura?— le pregunta Sebastián y la castaña se sonroja un poco.

—Si señor Stan, creo que tengo alergia.

—Ya vámonos— le digo a mi amigo.

—Eso no era alergia, estaba llorando— la a puertas del elevador se cierran.

—Si dijo que era alergia es porque claramente no quería decir que estaba llorando.

—Pobre, creo que necesita alguien que la consuele— lo miro.

Más de media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora