CAPITULO 36

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TOM

Mis ojos están fijos en Anne la cual duerme en la cama, no puedo dejar de mirarla, pensando en lo que acaba de pasar, en cómo le dije las cosas a mis padres, tal vez debí de ser un poco más sutil, explicar mejor, pero tampoco me gusta ventilar mi vida privada.

Ellos solo deben saber lo que tienen que saber y ya.

Voy al baño en donde me doy una ducha rápida, solo necesito acostarme y dormir. Salgo del baño y casi me da un susto al ver a Anne sentada en la cama.

—Me asustaste— me recargo en el marco de la puerta.

—¿Por?— entrecierra los ojos —¿Algo que me escondas?, porque llegaste tarde y...

—Se hacen casi dos horas hasta acá— sonrio —Celosa.

—No son celos— me acerco a ella —Es solo que te estoy recibiendo como una esposa normal recibiría a su esposo cuando llega tarde.

—¿Esposa?— me mira a los ojos.

—Bueno, no soy tu esposa todavía pero ya sabes, es un decir...

—Me encanta como suena— sonrie —Y me encanta que me celes— acaricia su mejilla.

—¿Como te fue?— inquiere susurrante —Con tu familia.

Me siento a su lado —Pues normal, me esperaba la reacción que tuvieron.

—¿Y cómo fue?

—No tan mala, solo tienen que procesarlo bien, es cuestión de tiempo— asiente.

Mira a un punto ciego y yo la miro a ella, poso mi mano en su hombro, la bajo un poco y acaricio sutilmente su clavícula, bajo un poco más hasta meter un poco mi mano debajo de su camisón de ceda.

Noto como su pecho comienza a subir y bajar pesadamente, al igual que su respiración.

Continuó acariciando, bajo un poco más, aprieto un poco su seno y luego mi pulgar juega con delicadeza con su pezon que enseguida se erecta, ella cierra los ojos, y yo sigo mirándola mientras la acaricio.

La contemplo, es tan hermosa, joven, gentil, delicada, es como una princesa y por eso a veces me pregunto como es que es mía, por que lo es, es mía y yo soy suyo.

Y no dejare que se vaya de mi lado nuevamente, ni que nadie nos separe.

La amo, jamás había estado tan seguro de mis sentimientos, pero la amo, la amo desde hace cinco años, aunque siga siendo lo contrario a mi, ella es divertida, inmadura a veces, algo loca, así la amo.

Abre los ojos cuando dejo de tocarla, me mira, sus pupilas están dilatadas y el verde es más intenso.

—Sigue— me pide.

—Quiero verte desnuda.

Se pone de pie frente a mi, lleva sus manos al borde del camisón y se lo quita por encima de la cabeza, quedando solo en bragas, la detallo como si jamás hubiera visto su cuerpo desnudo, y es que cada día se me hace más Perfecto.

Me quito la playera y luego tomo a Anne de la cintura para acercarla a mi.

Mi rostro se pierde entre sus tetas, ella acaricia mis hombros y parte de mi espalda.

Escucho sus jadeos repentinos mientras que yo devoro sus senos, podría estar así por horas y jamás me cansaría, pero el momento da para más así que la abrazo y me acuesto con ella encima.

Se acomoda mejor sobre mi y me besa los labios, acaricio toda su espalda, su piel es tan suave, mientras nos besamos ella se mueve sobre mi, poniéndome más duro de lo que ya estoy.

Más de media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora